El arco final de Dragon Ball Z nos dejó un montón de episodios emocionantes desde su inicio hasta que llegó la derrota de Majin Buu. Goku llegando desde el otro mundo, los pequeños Goten y Trunks convirtiéndose en Super Saiyajin y la amenaza que representó Vegeta en un determinado momento, nos pusieron en alerta.
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Todo parecía estar tranquilo y los Guerreros Z llegaron a un nuevo torneo de las artes marciales después de muchos años, sin saber que un nuevo villano amenazaba la Tierra. Era, por ese entonces del inicio, el mago Babidi y Dábura; una representación del diablo.
Ambos estaban buscando acumular poder para de esta manera despertar al villano más poderoso y terrorífico de todos: Majin Buu. Para lograron fueron recogiendo las energías de cuánto guerrero se encontraran en su camino, manipulando a los mismos seres terrestres.
Sabíamos que un personaje estaba bajo el encanto de Babibi porque tenía la “M” característica de los Majin (seres malvados) bajo el dominio de la magia maléfica.
Toda esta trama fue descubierta por una deidad que conocimos en este mismo arco: el Supremo Kaiosama, llamado oficialmente Kaioshin.
La cuestión era que, en una nave subterránea, Babidi tenía el huevo en el que estaba encerado Majin Buu. Entonces, a este mismo caparazón le iba añadiendo el poder acumulado que recogieron sus secuaces.
Además, para poder llegar al villano que estaba en el último nivel del subsuelo, era necesario ir venciendo obstáculos en batallas de los mismos aliados que estaban bajo el dominio mental del mago de los Majin.
Vegeta “se deja” dominar
A medida que iban avanzando en los niveles, Goku y Vegeta se dieron cuenta que los rivales no eran poderosos. El más fuerte de los aliados de Babidi era Dábura, a quien Gohan, que ya había abandonado su entrenamiento, vence sin muchos problemas.
De esta manera, para sorpresa de todos, cuando avanzan al último de los niveles, en el que le toca pelear a Vegeta, el villano es el mismo príncipe de los saiyajines, que aparece con una “M” dibujada en su frente. Obviamente a quien reta de inmediato es a Goku, su máximo y eterno rival.
Entre ambos protagonizan una brutal batalla en la que todos pensamos que Vegeta estaba siendo aquel malvado que conocimos en el primer arco de Dragon Ball Z. Pero al final confiesa que nunca estuvo bajo el dominio mental de Babidi.
Su mente es lo suficientemente fuerte como para soportar un simple hechizo. Hizo todo ese drama para pelear contra Goku. Y la única manera en la que Kakaroto iba a acceder era haciéndole creer que estaba siendo controlado.
Vegeta se da cuenta que Goku solo jugó con él, pues el saiyajin criado en la Tierra ya podía convertirse en Super Saiyajin fase 3. No usó esa técnica con la que fácilmente pudo haber vencido a su rival y al mismo tiempo amigo.
Toda esta situación compleja igual nos dejó una emocionante batalla entre ambos guerreros demostraron una pasión impresionante por las artes marciales.