Digervarden, región costera del centro-norte de Noruega, se ha convertido en el centro de atención de la comunidad científica global. Un par de arqueólogos glaciares encontraron un par de esquís que tienen alrededor de 1.300 años de antigüedad.
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Hay varios puntos llamativos sobre este hallazgo sin precedentes para la arqueología, y los vamos a abordar uno por uno.
En primer lugar, lo más curioso de este hallazgo es que tardó 9 años en completarse. El primer ejemplar del par de esquís se encontró en el año 2016, mientras que el segundo fue hallado hace poco, apenas a cinco metros de distancia, según reseña National Geographic.
¿Por qué tardaron tanto en encontrar el segundo? La realidad es que la arqueología en las zonas glaciares depende del deshielo de las zonas.
No es recomendable, para el bien de nuestro planeta, romper el hielo de estas regiones ya que eso incrementa los niveles del mar y le da espacio al permafrost. Es cierto que un arqueólogo con un pico y pala no hace tanta diferencia, pero cada gota cuenta y es importante no ayudar al deshielo que ya está provocando la generación de gases del efecto invernadero.
Es por eso que el segundo esquí se mantuvo nueve años más congelado que su otro par.
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¿Por qué es importante el hallazgo de este par de esquís?
Los esquís más antiguos conocidos por la arqueología fueron descubiertos en Rusia y Escandinavia, y datan de hace unos 8.000 años, así que este hallazgo realizado en Noruega no basa su importancia en la antigüedad.
La relevancia de este hallazgo es estado de conservación que tienen ambos, ya que los dos tienen sus fijaciones, algo muy extraño para ser un artefacto con 1.300 años de antigüedad.
Científicos de la Universidad de Columbia revelan que cada ejemplar fue hecho de una madera diferente: uno es de pino y el otro de abedul. A pesar de esta particularidad, los investigadores afirman que fueron usados juntos, por un mismo esquiador.
“Este descubrimiento es revolucionario por dos razones. En primer lugar, demuestra que los humanos utilizaban las altas montañas para cazar y transportarse durante el invierno, a pesar de los considerables riesgos que conllevaba. En segundo lugar, la notable conservación de los esquís, incluidas sus fijaciones, nos permite crear réplicas precisas y experimentar con cómo podrían haber esquiado los humanos de la Edad de Hierro”, dijo Lars Holger Pilø, arqueólogo y codirector de la iniciativa “Secretos del Hielo” está liderada por el Consejo del Condado de Innlandet y el Museo de Historia Cultural de Oslo.