Imagina esto: estás oliendo una tarjeta con aroma a canela o a menta, como esas de rascar y oler que venían en revistas. Pero esta vez, no lo haces por diversión, sino para saber cómo está funcionando tu cerebro. Suena loco, ¿no? Pues resulta que no tanto.
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Un nuevo estudio del Hospital General de Massachusetts encontró que nuestras narices podrían convertirse en herramientas clave para detectar señales tempranas del Alzheimer. Y lo mejor: con una simple prueba que podrías hacer desde tu casa. Porque sí, a veces basta con seguir el olfato.
El olfato y el cerebro: una conexión más profunda de lo que pensabas
La ciencia ya sabía que las áreas del cerebro que procesan olores están entre las primeras en verse afectadas por el Alzheimer. Antes incluso de que se te olviden las llaves o confundas nombres, tu capacidad para identificar olores puede empezar a deteriorarse.
Y eso no es casualidad: el daño cerebral asociado a la enfermedad comienza a acumularse en esas zonas muchos años antes de que los síntomas clásicos aparezcan.
De hecho, estos cambios pueden empezar entre 15 y 20 años antes de que notes algo raro. Sí, leíste bien: años. Por eso, los científicos desarrollaron una prueba llamada AROMHA, que evalúa distintas habilidades olfativas como identificar, recordar y distinguir olores.
Lo mejor es que es simple, barata, y no requiere agujas ni escaneos complicados.
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¿Cómo funciona esta prueba en casa?
La prueba es bastante sencilla. Te mandan tarjetas con olores a casa, tú las rascas, las hueles, y sigues instrucciones en un sitio web. Debes decir qué olor estás sintiendo, si lo reconoces de antes, qué tan fuerte es y qué tan seguro estás de tu respuesta.
Es como un juego de memoria sensorial, pero con ciencia detrás.
El estudio incluyó a personas con memoria normal, otras que estaban preocupadas por su memoria, y algunas con deterioro cognitivo leve (una fase previa al Alzheimer). Los que estaban en este último grupo obtuvieron peores resultados al tratar de identificar olores.
También se incluyó un grupo con pérdida total del olfato, para asegurarse de que la prueba estaba midiendo lo que debía. Spoiler: funcionó.
Más allá de la edad: el olfato puede revelar más que el calendario
Sí, es normal que nuestro sentido del olfato cambie un poco con los años. Pero los investigadores notaron que las personas con deterioro cognitivo leve tenían un declive mucho más pronunciado. Es decir, no era solo la edad: había algo más.
Además, la mayoría de las personas mayores de 55 años lograron hacer la prueba en casa sin problema, así que eso de que “los adultos mayores no se llevan bien con lo digital” quedó en duda.
Un dato curioso es que la prueba también medía la confianza que tenía cada persona en sus respuestas. Este detalle, que parece menor, podría ser útil: la conciencia que tenemos sobre nuestra propia mente es otro posible indicador temprano del deterioro cognitivo.
¿Revisión médica con olor a prevención?
Hoy en día, muchas personas solo van al médico cuando notan problemas de memoria. Pero para ese momento, ya es probable que haya ocurrido daño cerebral significativo.
Con una prueba olfativa como esta, los doctores podrían detectar señales de alerta muchos años antes y empezar tratamientos o incluir a los pacientes en estudios clínicos antes de que sea tarde.
También puede ayudar a diferenciar enfermedades. Por ejemplo, el Alzheimer tiende a afectar más la capacidad de identificar olores, mientras que el Parkinson daña el olfato en general. Y sí, hay más condiciones relacionadas con el olfato: desde otros tipos de demencia hasta lesiones cerebrales.
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Y como se puede hacer desde casa, esta prueba también podría llegar a comunidades alejadas o sin fácil acceso a especialistas. En resumen, algo tan cotidiano como oler podría convertirse en una forma poderosa de cuidar tu salud cerebral.
Tu nariz podría ser el mejor detector precoz que tienes… y tú sin saberlo.