Todos sabemos que el azúcar es el villano número uno cuando se trata de caries. Pero ¿y si te dijera que tu amada pasta, el pancito crujiente o esa montaña de papas fritas también están conspirando en contra de tu sonrisa? Peor aún: tus propios genes podrían estar saboteándote.
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Sí, así es. Un grupo de científicos de la Universidad de Cornell descubrió que no todas las bocas procesan los almidones de la misma manera. Y dependiendo de cómo te tocó en la lotería genética, podrías estar convirtiendo ese plato de espaguetis en un buffet de lujo para las bacterias.
¿Cómo es posible que el pan sea el enemigo?
Resulta que todos tenemos un gen llamado AMY1, que se encarga de producir amilasa salival, una enzima que descompone el almidón en azúcares mientras masticas. Pero aquí viene la parte interesante:
- Algunas personas tienen solo 2 copias de este gen, mientras que otras pueden tener hasta 20
- Si tienes muchas copias, produces más amilasa, lo que significa que tu boca convierte los almidones en azúcar más rápido que un mago sacando un conejo del sombrero
- ¿El problema? Esos azúcares son como una fiesta sorpresa para las bacterias que causan caries
Es decir, mientras tú disfrutas una tostada con mantequilla, tus bacterias están en modo “¡fiesta en la boca, chicos!” y empezando a destruir tus dientes.
Un lío evolutivo que afecta tu sonrisa
Pero, ¿por qué algunos tenemos más AMY1 y otros menos? Bueno, la evolución hizo de las suyas.
- Hace miles de años, nuestros antepasados comían más raíces, cereales y otros carbohidratos, por lo que desarrollaron más copias de este gen para digerir mejor esos alimentos
- Dependiendo de la región y la dieta ancestral de tus antepasados, podrías haber heredado muchas copias (team panadero) o solo unas pocas (team proteína)
En otras palabras, si vienes de una familia que ha disfrutado de generaciones de baguettes, probablemente estés condenado a tener más azúcar flotando en tu boca cada vez que comes almidón.
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Entonces… ¿qué hago con esta información?
No te preocupes, no tienes que abandonar los carbohidratos y volverte un devoto de la dieta cetogénica. Pero sí deberías:
- Cepillarte bien después de comer pan, pasta o papas fritas
- Beber agua después de una comida rica en almidón para limpiar tu boca
- No confiar en que solo el azúcar es el problema: tus genes y tu comida están en el mismo equipo contra tus dientes
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Así que la próxima vez que alguien te diga que el azúcar es el enemigo número uno de los dientes, dales esta joya de conocimiento y sorpréndelos con tu sabiduría científica. Y si después de leer esto te miras con sospecha ese plato de macarrones con queso… bueno, bienvenido al club.