A ver, vamos a lo importante: ¿por qué los humanos hablamos y otros animales no? Porque, seamos sinceros, sería increíble que tu perro pudiera quejarse contigo del vecino ruidoso o que tu gato por fin explicara por qué tira cosas al suelo sin razón.
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Bueno, parece que la respuesta puede estar en un pequeño cambio genético en una proteína llamada NOVA1. Un grupo de científicos descubrió que este cambio, presente en casi todos los humanos modernos, pero ausente en nuestros primos neandertales y denisovanos, podría haber jugado un papel clave en la evolución del lenguaje.
Y lo más loco de todo: cuando le dieron la versión humana de este gen a unos ratones, sus chillidos cambiaron.
Un solo cambio en el ADN y… ¡boom! Humanos parlanchines
El lenguaje no surgió porque un día un cavernícola se levantó y decidió dar un discurso motivacional. Todo apunta a que NOVA1 tuvo algo que ver en nuestra capacidad de hablar.
Este gen actúa como el DJ del cerebro, controlando qué genes se activan o desactivan en las neuronas. La diferencia entre la versión humana y la de otros animales es apenas un pequeño cambio en un aminoácido.
Como cambiar un emoji en un mensaje de texto… pero que, en este caso, terminó diferenciando a los humanos del resto de los seres vivos en términos de comunicación.
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Para probar su impacto, los científicos metieron la versión humana de NOVA1 en el ADN de unos ratones y esperaron a ver qué pasaba.
Los ratones con el gen humano empezaron a “hablar” diferente
Aquí es donde las cosas se ponen raras. Resulta que los ratones bebés suelen emitir chillidos ultrasónicos cuando los separan de sus mamás (como diciendo “¡Mamá, ven por mí!”). Pero los ratoncitos con la versión humana de NOVA1 chillaban de forma distinta.
Los adultos tampoco se quedaron atrás. Los ratones macho, cuando quieren impresionar a una hembra, cantan (sí, los ratones tienen su propio reguetón ultrasónico). Pero los ratones con NOVA1 humano cambiaron su “canción”, variando la duración y frecuencia de sus notas.
¿Significa esto que si seguimos experimentando con genes terminaremos con ratones que hablen español y pidan queso con educación? No lo sabemos, pero sería divertido.
Neandertales y denisovanos: ¿los primos que no pudieron hablar?
Los científicos decidieron investigar si neandertales y denisovanos, nuestros primos extintos, tenían este gen. Y sorpresa: no lo tenían.
De hecho, cuando revisaron el ADN de más de 650.000 personas en todo el mundo, descubrieron que solo seis humanos modernos tenían la versión antigua del gen.
Esto significa que, en algún punto de la historia, un grupo de humanos en África desarrolló esta variante genética y se propagó rápidamente.
Y si algo se propaga tan rápido en la evolución, es porque dio una ventaja brutal. Tal vez permitió mejores estrategias de caza, coordinación en la tribu o simplemente mejores chistes (y todos sabemos lo importante que es el humor para la convivencia).
De la evolución a posibles tratamientos médicos
Este descubrimiento no solo nos ayuda a entender cómo dejamos de gruñir para convertirnos en expertos en chismes, sino que también podría ser clave en trastornos del habla y lenguaje.
Los científicos han encontrado conexiones entre NOVA1 y condiciones como el autismo, e incluso hallaron un paciente con una mutación en este gen que tenía dificultades para desarrollar el habla.
La investigadora Yoko Tajima, autora principal del estudio, explica que este gen podría darnos pistas sobre cómo el cerebro procesa la comunicación vocal y qué pasa cuando algo falla en el proceso.
Para estudiar a los ratones, los científicos usaron micrófonos especializados y software de análisis ultrasónico. Descubrieron que los ratones con la versión humana de NOVA1 producían sonidos con patrones distintos, como si estuvieran usando otro idioma.
Entonces… ¿todo se resume a un solo gen?
No exactamente. NOVA1 no es el único gen involucrado en el lenguaje, pero parece ser uno de los protagonistas de la historia. Hace tres décadas, el equipo de Robert B. Darnell descubrió este gen mientras investigaban enfermedades neurológicas raras. Desde entonces, han encontrado vínculos entre NOVA1 y el lenguaje, el movimiento y ciertas enfermedades cerebrales.
“Nuestro descubrimiento podría tener implicaciones médicas importantes, desde trastornos del desarrollo hasta enfermedades neurodegenerativas", dice Darnell.
Conclusión: el gen que nos hizo charlatanes
Puede que NOVA1 sea uno de los responsables de que hoy podamos hablar, discutir, cantar en la ducha o incluso escribir artículos como este.
Así que, la próxima vez que te enredes en una conversación profunda o termines en una discusión sin sentido, recuerda: todo pudo haber empezado con un pequeño cambio en un gen hace miles de años.
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Y quién sabe… tal vez, en otro universo, los neandertales lo tuvieron primero y hoy serían ellos los que nos estuvieran estudiando a nosotros.