Los Tres Reyes Magos son personajes bíblicos que resaltan en plena celebración de la Navidad. La arqueología y la ciencia en general han intentado encontrar alguna prueba que sostenga su existencia. Décadas de investigaciones y excavaciones, hasta ahora, han arrojado pocos frutos.
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Como tal no existe una prueba directa de su existencia, más allá de lo que dicta el Evangelio de Mateo (2:1-12), donde se mencionan unos “sabios del Oriente” que visitan a Jesús después de su nacimiento, guiados por una estrella.
No hay tumbas o sarcófagos que demuestren su existencia, a pesar de los intentos incesantes que ha hecho la arqueología a lo largo de los últimos años. Sin embargo, eso no quiere decir que se haya desestimado que hayan sido personas reales que acudieron al llamado del nacimiento del Niño Dios.
Basados en los textos bíblicos, lo que se ha intentado encontrar es la “Estrella de Belén”, ese astro por el que fueron guiados hacia el nicho de nacimiento de Jesús de Nazaret.
La Estrella de Belén
Hay documentos históricos que avalan la existencia de un astro brillante que destaque por encima del resto. Astrónomos hacen recreaciones del observatorio espacial Kepler para encontrar la estrella que encaminó a los tres sabios hacia el nacimiento del llamado profeta.
Gracias al Kepler, los expertos pueden estudiar el movimiento de estrellas y planetas en el firmamento, para saber la posición en la que van a estar en un futuro, y por supuesto, en la que estuvieron en el pasado. Han hecho diferentes cálculos al respecto y no hay un detalle certero de cuál era la estrella de Belén.
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Según el Evangelio de Mateo, los Reyes Magos fueron guiados por una estrella desde el Oriente hasta el lugar del nacimiento de Jesús. Sin embargo, la descripción de la estrella es vaga y no proporciona ninguna información específica sobre su naturaleza.
Hay varias teorías sobre lo que pudo haber sido la Estrella de Belén. Una posibilidad es que fuera una supernova, una estrella que explota y brilla con una intensidad deslumbrante. Otra posibilidad es que fuera un cometa, un cuerpo helado que viaja alrededor del Sol. También se ha sugerido que la estrella podría haber sido un planeta o una conjunción de planetas.
La alineación de tres planetas es una de las teorías más sólidas con respecto a la estrella de Belén. De hecho, en 2020 se registró conjunción entre Júpiter y Saturno. En ese momento, este fenómeno fue relacionado con la estrella de Belén, que ocurría 800 años después de su última combinación.
“Las alineaciones entre estos dos planetas son bastante raras, ocurren una vez cada 20 años aproximadamente. Pero esta conjunción es excepcionalmente rara debido a lo cerca que aparecerán los planetas entre sí”, dijo en ese entonces Patrick Hartigan, de la Universidad Rice de Houston, Texas.