La ciencia ha sido la gran responsable de descubrimientos arqueológicos que no se pueden explicar. Nuestro planeta, por mucho que lo hayamos explorado, registra objetos que no tienen lógica alguna por el contexto en el que fueron hallados y las épocas en las que se habrían fabricado. El Martillo de Londres (London Hammer) es uno de ellos.
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Es, ni más ni menos, un martillo que está incrustado en una roca. Para muchos podría ser un hallazgo común, lo que pasa es que la época a la que corresponde, por el análisis de la piedra, nos dicen que en ese momento no existían civilizaciones, ni hay pruebas de la presencia de humanos en la Tierra. ¿De dónde viene esta herramienta? Los más fantasiosos dicen que es la prueba de que los extraterrestres ya llegaron, o de que vivimos en una simulación.
El Martillo de Londres fue descubierto en 1936 cerca de Londres, Texas. Encontrado por Max y Emma Hahn, este artefacto arqueológico fue hallado incrustado en una roca que, según algunos informes, podría datar de hace 400 millones de años.
Al romper la roca, revelaron un martillo con mango de madera parcialmente fosilizado y una cabeza de hierro compuesta por un 96.6% de pureza, una aleación inusual para herramientas antiguas.
Este objeto ha sido promovido como un “artefacto fuera de lugar” (OOPArt), lo que significa que no debería existir en el contexto histórico al que pertenece. Los creacionistas, como Carl Baugh, quien adquirió el martillo en 1983, lo han presentado como evidencia de civilizaciones prehistóricas avanzadas o incluso como una reliquia del mundo “antes del diluvio”.
Sin embargo, la comunidad científica se muestra escéptica, señalando que la formación rocosa que rodea el martillo podría haber sido producto de un proceso natural de concreción de minerales, no una señal de su antigüedad, según reseña The Archaeologist.
Hipótesis sobre la herramienta
El diseño del martillo es similar a herramientas comunes del siglo XIX, lo que sugiere que podría haber sido una herramienta de mineros perdida y rodeada de depósitos minerales con el tiempo. Además, no se han realizado estudios concluyentes como la datación por carbono del mango de madera, lo que limita el análisis definitivo de su edad. Algunos críticos argumentan que el martillo, aunque intrigante, no desafía las nociones aceptadas sobre la evolución y la tecnología humana.
El Martillo de Londres sigue siendo un punto de debate entre quienes buscan pruebas de civilizaciones antiguas y quienes lo ven como una curiosidad geológica. Aunque su autenticidad como un artefacto extraordinariamente antiguo no está comprobada, este hallazgo alimenta el interés por los enigmas históricos y las preguntas sobre nuestro pasado.
