Arqueólogos y científicos del Museo Field, en Chicago, lograron descifrar el curioso misterio de la “momia sellada”. Se le conoce con este nombre a los restos momificados de una princesa egipcia, de hace más de 3.000 años, que están en un sarcófago del que no existe prueba física de que tenga una tapa, puerta o bisagra.
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La “momia sellada” son los restos de la aristócrata Lady Chenet-aa. Nadie, hasta ahora, sabía cómo habían hecho para meterla dentro de del sarcófago donde se encuentran sus restos.
La princesa egipcia está conservada en una especie de cartonaje (ataúd de material similar al papel maché), su cuerpo parecía estar “sellado” sin un punto de entrada visible, lo que llevó a los científicos a meterla dentro de una máquina para hacerle escaneos de tomografía computarizada (CT).
Fue así como encontraron descifrar que los antiguos sepultureros probablemente crearon una abertura en la parte trasera del cartonaje, lo que permitió que el cuerpo de Chenet-aa fuera colocado dentro y luego cerrado y reforzado cuidadosamente.
“Desde una perspectiva arqueológica, es increíblemente raro poder investigar o ver la historia desde la perspectiva de un solo individuo. Esta es una forma realmente excelente de ver quiénes eran estas personas, no solo las cosas que hacían y las historias que hemos inventado sobre ellas, sino también las personas reales que vivían en esa época”, dijo Stacy Drake, directora de la colección de restos humanos del Museo Field.
La época de Lady Chenet-aa
Dentro de la misma investigación, los científicos determinaron que Lady Chenet-aa vivió durante el Tercer Periodo Intermedio de Egipto, durante la Dinastía XXII.
Gracias a las nuevas exploraciones, los científicos pueden ahora situarla entre los 30 y los 40 años en el momento de su muerte, según informa el sitio del museo.
La pérdida de varios dientes y el desgaste significativo de las piezas bucales restantes indican que la comida que consumía contenía granos de arena sueltos que dañaban el esmalte. Las exploraciones también revelan que Chenet-aa tenía ojos suplementarios colocados en las cuencas de sus ojos para asegurarse de que la acompañaran a su otra vida.