Los Guerreros de Terracota se alzan como uno de los grandes descubrimientos de la arqueología, en toda la historia de la humanidad. Todo un pelotón de soldados de piedra, custodiando el mausoleo de Qin Shi Huang, primer emperador de China, es suficiente para contar detalles sobre el pasado del gigante de Asia y de los orígenes de nuestra civilización.
Su descubrimiento se dar por un hecho más que particular. En marzo de 1974, un par de campesinos se dispusieron a realizar una perforación para hacer un pozo de agua y se encontraron con las piedras de uno de los Guerreros de Terracota.
Informaron a las autoridades y arqueólogos se hicieron cargo de la zona, dando origen a uno de los trabajos más amplios de la historia de la ciencia: sólo en la fosa 1 excavaron alrededor de 14.000 metros cuadrados, según informa Clarín.
Desde entonces, los trabajos correspondientes en la zona han encontrado más de 8.000 soldados. Todos están custodiando los alrededores de la tumba de Qin Shi Huang, primer emperador de la llamada China unificada, que gobernó entre los años 221 y 210 a.C (fecha de su muerte).
A pesar de que se ha hecho cualquier tipo de hallazgo sobre los Guerreros de Terracota, la tumba de Qin Shi Huang es una de las pocas que todavía no se ha abierto para ser investigada. Los arqueólogos temen indagar en el interior del sarcófago por temor a encontrarse con lo único que ningún investigador científico se quiere cruzar: una trampa milenaria.
De acuerdo con lo que informa IFLScience, esta tumba de 2.233 años de antigüedad podría contener una serie de trampas explosivas o químicas, que atentarían directamente la vida de quienes realicen el trabajo.
“Se ordenó a los artesanos que fabricaran ballestas y flechas preparadas para disparar a cualquiera que entrara en la tumba. Se usó mercurio para simular los cien ríos, el Yangtze y el río Amarillo, y el gran mar, y se puso a fluir mecánicamente”, dice un escrito realizado 100 años después de la muerte del emperador, encontrado en una excavación cercana a donde fue encontrado el sarcófago.
Descubrimientos de los Guerreros de Terracota
Recientes investigaciones con escaneos tridimensionales y análisis químicos revelaron que las armas que pusieron en los soldados de Ejército de Terracota eran de bronce y algunas de ellas no se han oxidado, porque los escultores de aquel entonces les pusieron una capa de cromo.
Este último hecho mencionado demuestra la capacidad de avance en temas metalúrgicos que tenían las antiguas civilizaciones que habitaron la Tierra, hace aproximadamente 1.800 años.