El intercambio colombino no se puede contar completo sin mencionar el nombre de Cristóbal Colón. El navegante de origen italiano (se dice que nació en lo que hoy es Génova) es reconocido como el eje fundamental para el descubrimiento de nuestro continente, por parte de la corona de España y el reino europeo.
Y aunque su figura ha sido resistida durante siglos, debido que tuvo problemas para establecer colonias del Reino Católico de España, en América, nadie puede negar que sus embarcaciones (La Pinta, La Niña y la Santa María) fueron las primeras de Europa en llegar nuestro continente.
Su primera llegada fue a donde lo que hoy se conoce como las Islas Bahamas. Cristóbal Colón nunca asimiló que había descubierto un nuevo continente. Hasta el día de su muerte pensó que había llegado a las costas orientales de Asia.
Nunca se le reconoció su logro en vida (murió en 1506), pero con el paso de los siglos su figura se engrandeció como lo que fue: un experto en geografía y cartografía capaz de navegar por cualquiera de los siete mares en busca de nuevas tierras.
¿Dónde enterraron a Cristóbal Colón?
El lugar de los restos de Cristóbal Colón es uno de los grandes problemas de la arqueología hispana. Se dice que pidió ser enterrado en La Española, lo que hoy se conoce como República Dominicana.
Los registros históricos dicen que su tumba fue trasladada hacia territorio quisqueyano en 1542 y que más de 200 años después (1795) los llevaron a Cuba, en donde se mantuvieron hasta la salida definitiva de las autoridades españolas (1898), tras la independencia cubana, en 1895.
Es aquí en donde comienza el problema para los restos de Cristóbal Colón. Simplemente se perdieron, pero el científico forense José Antonio Lorente, catedrático de medicina legal en la Universidad de Granada, dice que están en la Catedral de Sevilla, informa El Cronista.
El científico llegó a esta resolución tras haber realizado técnicas avanzadas de análisis de ADN, durante más de 20 años. El experto recibió la asistencia de laboratorios de España, Estados Unidos, México e Italia, quienes además trabajaron de forma separada y sin saber lo que estaban observando, para no viciar los resultados.
Las investigaciones de Lorente se centraron en análisis genéticos de Colón y sus descendientes, lo que le deja como resultado que las muestras que tomó de una tumba en la Catedral de Sevilla, son realmente los restos del colonizador.