Cuándo y cómo será el fin del mundo es una de las preguntas que más saca de quicios a cualquiera que hace una investigación sobre el futuro de la Tierra. Toda la comunidad científica, en cualquiera de sus áreas, intenta hacer el cálculo de hasta cuando gozaremos del desarrollo de la vida tal y como la conocemos.
Hay un estudio científico titulado “Doomsday: Friday 13 November AD 2026″ que asegura tener los cálculos justos en los que se terminará el mundo. La investigación es de 1960 hecha por expertos de Harvard y, de acuerdo con los datos expuestos, hay fecha y hora exacta para el final. En el estudio participaron icónicos expertos como el físico Heinz von Foerster, Patricia M. Mora y Lawrence Amiot, del Argonne National Laboratory.
De acuerdo con sus ecuaciones, el fin del mundo sucederá el 13 de noviembre del 2026, debido al aumento de la población de forma acelerada.
“Nuestros tataranietos no se morirán de hambre, pero serán exprimidos hasta la muerte. En esta fecha la población humana se acercará al infinito si crece como ha crecido en los últimos dos milenios”, dijeron los expertos mencionados, en su informe de los años 60.
Se basa en el crecimiento poblacional y el avance de la tecnología, que para ese entonces no era nada si se compara con la actualidad.
El verdadero fin del mundo
El verdadero fin del mundo no existe. Los datos de esta investigación fueron desestimados en 1990 por otro estudio, ya que no se cumplieron las predicciones de estos investigadores.
A falta de una respuesta certera, diferentes movimientos científicos del mundo se encargan de hacer sus propias conclusiones. La mayoría de los investigadores hacen un intenso llamado hacia la preservación de nuestro ecosistema, para asegurar que la vida siga existiendo para los humanos y animales del futuro.
En paralelo, los científicos dedicados a la exploración espacial intenta buscar un mundo alterno en el que se puedan dar condiciones similares a la Tierra y, dependiendo de su lejanía, intentar colonizar el planeta y así tener un segundo hogar.
El mundo se podría acabar por el impacto de una roca espacial en cualquier instante o por una guerra con armas nucleares de magnitudes impensadas. Aunque con porcentajes leves, ambos escenarios son posibles.
