Un equipo de arqueólogos encontró una estatua de la cultura Maya, probablemente de 2.300 años de antigüedad, dedicada a un Dios que lleva como nombre “Ah Puch”. El hallazgo se hizo en una ciudad de esta cultura milenaria de los pueblos centroamericanos, llamada Balamkú, que actualmente es uno de los yacimientos arqueológicos importantes de esta vieja civilización.
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La zona de Balamkú cubre al menos unas 25 hectáreas, sin embargo, los investigadores recorren los alrededores de estos límites, con la intención de encontrar novedades sobre las personas que habitaron estas regiones hace miles de años. Fue así como, unos 3.5 kilómetros alejados de la zona arqueológica, detectaron un complejo palaciego que cuenta con tesoros invaluables de los mayas.
En el centro de la nueva región encontraron una estructura circular, de unos 4.40 metros de radio, fabricada a punta de rocas con una forma trapezoidal que tenía en su interior un montón de objetos que se consideran como ofrendas para los expertos e investigadores, según reseña National Geographic.
Habían dientes humanos, restos de cráneos, vasijas de cerámica y la estatua en cuestión, la del Dios llamado “Ah Puch”, que mide 25 centímetros de alto.
El Dios de la “flatulencia”
La estatua de “Ah Puch” fue tallada con piedra caliza y sus escultores le otorgaron un gran falo y una deformación craneal. Todavía tiene algunos pigmentos rojos y contaba con un antifaz, una nariguera y un pectoral, vestimentas relacionadas a lo que se representa como un Dios Maya de la muerte.
“Ah Puch” es, en principio, un Dios de la Muerte y los Terremotos, que se ubica en una de las escalas de las deidades del inframundo. Sin embargo, también es conocido por los Maya como Cizin, que al español se podría traducir como “El Apestoso”, “El Hedor” o “La Flatulencia”, por eso se le llama de esta manera.
