Ciencia

Los billones de bacterias en tu piel podrían ser la solución a enfermedades y el secreto de la juventud

Hasta hace poco, la idea de que la microbiota cutánea pudiera influir en el intestino parecía descabellada.
Gérmenes Hasta hace poco, la idea de que la microbiota cutánea pudiera influir en el intestino parecía descabellada. (National Institute of Allergy and Infectious Diseases-unsplash)

El cuerpo humano es un ecosistema en sí mismo: un vasto y complejo entorno donde billones de bacterias, hongos y virus residen, interactúan y, en muchos casos, desempeñan un papel crucial en nuestra salud y bienestar. Sin embargo, estudios recientes están cambiando esta percepción al revelar que muchos de estos microorganismos no solo son inofensivos, sino que son esenciales para mantenernos saludables.

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El papel protector de la microbiota cutánea

La evidencia científica es clara: los microbios no solo ocupan espacio en la superficie de la piel, evitando que los patógenos se asienten, sino que también producen sustancias que pueden inhibir o matar a las bacterias dañinas. Por ejemplo, Staphylococcus epidermidis y Staphylococcus hominis, especies comunes en la piel humana, secretan moléculas antimicrobianas que pueden detener el crecimiento de Staphylococcus aureus, una bacteria asociada con infecciones cutáneas y el MRSA, una peligrosa infección resistente a los antibióticos.

A pesar de que el ambiente de la piel es hostil comparado con otras partes del cuerpo, como la boca o los intestinos, la diversidad bacteriana de la piel es sorprendentemente alta. Por ejemplo, las zonas oleosas, como la frente y la nariz, están dominadas por Cutibacterium, una bacteria que se alimenta del sebo producido por nuestras glándulas sebáceas.

En efecto, de cree que la diversidad de la microbiota cutánea en la infancia ayuda a “entrenar” nuestro sistema inmune, enseñándole a diferenciar entre amenazas reales y sustancias inofensivas, lo que podría reducir el riesgo de desarrollar alergias.

Impacto del desequilibrio microbiano: La disbiosis cutánea

Cuando una microbiota cutánea está equilibrada y este delicado equilibrio se rompe, pueden surgir problemas de salud. Este fenómeno, conocido como disbiosis, está asociado con diversas condiciones cutáneas, como dermatitis atópica, rosácea, acné y psoriasis.

Las especies bacterianas “buenas” que ayudan a mantener la piel hidratada y protegida disminuyen, mientras que las especies patógenas aumentan. Esto tiene implicaciones directas en la salud de la piel, ya que las personas mayores son más propensas a desarrollar infecciones cutáneas y heridas crónicas debido a la pérdida de integridad de la piel.

La microbiota cutánea y la cicatrización de heridas

El proceso de cicatrización de heridas es complejo y depende, en gran medida, del equilibrio microbiano de la piel. Las heridas crónicas, que afectan a 1 de cada 4 personas con diabetes y a 1 de cada 20 personas mayores de 65 años, son una condición potencialmente mortal.

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La microbiota cutánea también podría desempeñar un papel en la protección contra los efectos dañinos de la radiación ultravioleta (UV): cuando la piel es expuesta a la radiación UV, las células dañadas detienen su reproducción y se someten a un proceso de reparación del ADN. Si el daño es irreparable, las células se autodestruyen para evitar la formación de tumores.

Investigaciones recientes están empezando a revelar un eje piel-intestino, en el cual las lesiones en la piel pueden provocar cambios significativos en la microbiota intestinal, aumentando la susceptibilidad a la inflamación intestinal.

El piel, el ambiente y los cosméticos

Los cosméticos que usamos diariamente pueden alterar esta composición de formas que apenas estamos comenzando a entender. Algunas empresas están explorando la posibilidad de estimular el crecimiento de microbios “saludables” mediante el uso de prebióticos y probióticos, o aplicando proteínas y lípidos bacterianos directamente sobre la piel.

Diversas investigaciones también están explorando el uso de bacteriófagos, virus que infectan bacterias, como una posible terapia.

Así las cosas, pareciera que, en lugar de temer a los microbios que habitan nuestra piel, debemos aprender a convivir con ellos, entendiendo que, al igual que en otros aspectos de la vida, el equilibrio es clave.

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