Ciencia

¡Mató a los dinosaurios! Descubren que el asteroide que propició la extinción provenía de Júpiter

La colisión no solo desencadenó un terremoto de dimensiones colosales, sino que también liberó una cantidad inmensa de escombros y cenizas a la atmósfera.

Un grupo de investigadores, liderado por Mario Fischer-Gödde de la Universidad de Colonia en Alemania, ha revelado que el asteroide que impactó la Tierra y provocó la extinción masiva de los dinosaurios no era un cuerpo cualquiera. Su origen se encuentra más allá de la órbita de Júpiter, en las profundidades del sistema solar exterior.

Chicxulub: la huella de la destrucción

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El cráter de Chicxulub, ubicado en la península de Yucatán, México, es el recordatorio geológico del día en que la Tierra cambió para siempre. El impacto fue tan violento que liberó una energía equivalente a 10.000 millones de bombas atómicas como las que devastaron Hiroshima y Nagasaki en 1945.

La colisión no solo desencadenó un terremoto de dimensiones colosales, sino que también liberó una cantidad inmensa de escombros y cenizas a la atmósfera.

En cuestión de días, el planeta se sumió en una especie de invierno nuclear que duró años, lo que llevó a la extinción del 60% de las especies vivas en aquel momento, incluidos los dinosaurios no avianos, los pterosaurios, los ammonites y la mayoría de los reptiles marinos.

Evidencias y análisis científico

A través de un análisis detallado de los sedimentos que datan del límite entre el Cretácico y el Paleógeno, los científicos identificaron una concentración significativa de rocas espaciales conocidas como condritas carbonáceas. Estas condritas, que son ricas en carbono y otras sustancias orgánicas, son típicas de cuerpos celestes que se formaron en el sistema solar exterior, más allá de Júpiter.

Las mediciones mostraron que la concentración de rutenio en los sedimentos era notablemente uniforme, lo que llevó a los científicos a concluir que este material extraterrestre probablemente provenía de las condritas carbonáceas del sistema solar exterior. Estos hallazgos refuerzan la idea de que el asteroide de Chicxulub no era un cometa, como se había especulado anteriormente, sino un asteroide que se originó en las regiones más lejanas de nuestro sistema solar.

Repercusiones más allá de la extinción de los dinosaurios

El descubrimiento de que el asteroide procedía de más allá de la órbita de Júpiter no sólo aporta información valiosa sobre el evento que acabó con los dinosaurios, sino que también tiene implicaciones más amplias para nuestra comprensión del sistema solar y los riesgos que presenta para la vida en la Tierra.

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Los científicos están utilizando estos hallazgos para mejorar los modelos que predicen el comportamiento de los asteroides y cometas, y para desarrollar estrategias de mitigación que puedan prevenir futuros impactos catastróficos.

Ecos de una extinción: el legado de Chicxulub

La extinción de los dinosaurios marcó el final de una era, pero también abrió la puerta a una nueva. Con la desaparición de los dinosaurios, los mamíferos, que hasta entonces habían sido pequeños y poco importantes, comenzaron a diversificarse y evolucionar, ocupando los nichos ecológicos que los dinosaurios dejaron vacantes.

Sin embargo, el impacto de Chicxulub también dejó una marca indeleble en la geología y la biología de la Tierra. Este evento ha sido objeto de numerosos estudios y sigue siendo un campo de investigación activo, ya que los científicos buscan comprender mejor las causas y consecuencias de una de las extinciones masivas más importantes en la historia de la Tierra.

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Las características químicas y mineralógicas de las condritas carbonáceas y la distribución uniforme del rutenio en los sedimentos son más consistentes con un asteroide que con un cometa. Pero en el caso del impacto de Chicxulub, todas las pruebas apuntan a un origen asteroidal.

Las misiones futuras podrían centrarse en estudiar más de cerca los asteroides y cometas de la región de los centauros y más allá, para entender mejor sus composiciones, trayectorias y potenciales amenazas.

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Programas como la misión DART de la NASA, que está diseñada para probar la capacidad de desviar un asteroide de su trayectoria, son pasos cruciales hacia la protección de la Tierra contra futuros impactos.

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