A nivel popular, Mercurio retrógrado es un fenómeno sumamente famoso pues, supuestamente, cuando ocurre las áreas de la vida que rige este planeta (comunicación, viajes, tecnología y contratos) pueden experimentar problemas o malentendidos. Y aunque muchos creen que solo se trata de creencias astrológicas, la verdad va mucho más allá.
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Álvaro Rojas, doctor en Astrofísica y académico del Departamento de Física de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), explica que la Tierra, así como el resto de los planetas del Sistema Solar, orbita en torno al Sol, cada uno con velocidades y periodos de revolución diferentes.
Agrega que, mientras que a la Tierra le toma aproximadamente 365 días completar una revolución en torno al Sol, Mercurio solo necesita 88 días y que estos diferentes períodos de revolución hacen que, desde nuestro punto de vista como observadores moviéndonos con la Tierra, la posición relativa de los planetas en relación al Sol y las estrellas cambia continuamente.
“En general los planetas se mueven lentamente de oeste a este, en relación a las estrellas en el cielo, a través de los días, semanas o incluso años. A esto se le llama movimiento progrado. A veces los planetas parecen detenerse para luego retroceder, moviéndose de este a oeste, posteriormente invierten el movimiento y continúan nuevamente hacia el este. La trayectoria forma un pequeño bucle en el cielo y, a este movimiento de este a oeste, se le llama movimiento retrógrado”, indica Rojas.
¿Por qué se habla de Mercurio retrógrado?
Rojas señala que, en el caso de Mercurio, como orbita al Sol por dentro de la órbita de la Tierra, desde nuestra perspectiva podemos ver “desde afuera” cómo el planeta da vueltas en torno al Sol.
Además, como el período orbital de Mercurio es más corto que el terrestre, este da varias vueltas al Sol por cada vuelta de la Tierra. Esto significa que, durante el año, vemos a Mercurio dar vueltas en el cielo en torno al Sol: cuando está del lado opuesto de su orbita (en relación a la Tierra) lo veremos moverse en sentido progrado en el cielo, pero se mueve de forma retrógrada (hacia el oeste) cuando se encuentra en el lado de su orbita, ubicado entre el Sol y nosotros.
“En este caso, durante el mes de julio, veremos a Mercurio cada vez más alto por sobre el horizonte oeste después de la puesta del Sol, hasta que el 20 de este mes alcance su máxima distancia angular en el cielo respecto al Sol (máxima elongación). Por otro lado, el 5 de agosto Mercurio comenzará a moverse hacia el oeste, con lo que se dará inicio a su movimiento retrógrado”, explica el doctor en Astrofísica.
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¿Afecta Mercurio retrógrado a la Tierra y sus habitantes?
El Dr. Álvaro Rojas asegura que no existe ningún efecto del movimiento retrógrado de Mercurio sobre la Tierra o sobre nosotros. En el fondo, se trata simplemente de una ilusión óptica: un cambio de posiciones relativas en el cielo.
“Si quisiéramos insistir en considerar, en términos generales, qué efectos podría tener Mercurio sobre la Tierra o nosotros, habría dos maneras: por su gravedad o por su brillo en el cielo”, destaca.
Y es que, a diferencia del Sol y de la Luna (cuya gravedad influye bastante en la Tierra, por ejemplo, en la ocurrencia de las mareas), Mercurio tiene un efecto despreciable.
“Para entender esto, debemos considerar que si bien Mercurio puede llegar a estar la mitad de cerca de la Tierra que el Sol (en momentos puntuales del año), su masa es seis millones de veces más pequeña. Por otro lado, si bien los ciclos de luz determinados por las fases lunares influyen sobre nuestros ciclos biológicos, es porque se trata del objeto más brillante en el cielo después del Sol. Mercurio, en cambio, es aproximadamente 12.000 veces menos brillante que la Luna, por lo que su influencia en este sentido es nula”, indica el experto.
¿Afecta Mercurio retrógrado afecta la comunicación, la tecnología y los viajes?
Rojas insiste en que no existe ninguna relación entre la posición relativa del Sol, Mercurio y la Tierra y el desempeño de nuestra infraestructura tecnológica. Añade que, por otro lado, nuestra tecnología y telecomunicaciones —basadas en circuitos y electricidad— sí son susceptibles de ser perturbadas por las condiciones del llamado “clima espacial”.
¿Qué es el clima espacial?
El clima espacial se define como las condiciones físicas del Sol, el medio interplanetario y el campo magnético terrestre. Rojas explica que, dado que el Sol tiene una actividad magnética que varía en intensidad en periodos de 11 años, hay épocas en que la cantidad de material cargado que nos llega desde el Sol en forma de viento solar o, más abrupta y dramáticamente, en forma de eyecciones de masa coronal. Esto tiene el potencial de generar tormentas geomagnéticas que sí pueden producir, además de espectaculares auroras boreales/australes, potenciales daños a satélites o tecnología en la Tierra. En este contexto la influencia de Mercurio es despreciable”, destaca.
¿Porqué la gente sigue creyendo en los efectos de Mercurio retrógrado en sus vidas diarias?
El académico de la USACH es claro: “Los humanos somos seres complejos. Nuestras circunstancias, experiencias y la percepción que tenemos de ellas no pueden ser reducidas a ser efectos de la influencia de los movimientos aparentes de un planeta en el cielo, más si rara vez reparamos en su presencia en las casuales y —desafortunadamente escasas— oportunidades en que observamos el cielo”.
Rojas considera comprensible que los movimientos erráticos de los planetas en relación a las estrellas (y la ruptura que ello suponía con la aparente inmutabilidad del cielo nocturno) haya intrigado a los seres humanos desde antaño, ya que fue hace apenas unos 500 años que comenzamos a entender el por qué de tales movimientos. Sin embargo, sostiene que la diversidad de nuestras experiencias humanas dependen en formas muy complejas de muchos factores, una compleja ecuación en la que Mercurio no toma parte.
“En general, tenemos que considerar que la influencia de los astros (en particular el Sol y la Luna) son solo una parte de la infinidad de factores ambientales que determinan nuestro comportamiento y lo que nos sucede en la vida diaria. Desde un punto de vista físico, influye más sobre nosotros el aletear de un ave que pase cerca que la posición que tenga Mercurio en determinado momento en el cielo”, puntualiza.