Para hablar de Neuralink es necesario hablar de riesgos y fracasos. Nos guste o no Elon Musk es un factor catalizador para la innovación. Esto a veces resulta relativamente bien y otras tantas está absolutamente mal. Los ejemplos en la trayectoria del magnate sobran. Por cada vuelo exitoso de SpaceX tuvimos toneladas de explosiones que convirtieron por un rato a la compañía en una broma costosa.
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Fuera de ello el millonario ha tenido algunos altibajos bastante sonados, como todo el asunto con Hyperloop, la controversia del negocio de robotaxis con Tesla Motors y particularmente toda su desastrosa gestión como CEO de lo que era Twitter y ahora conocemos como X. Es en medio de todos esos matices desconcertantes que ha surgido la más reciente controversia en torno a Musk: su fijación por los implantes cerebrales.
Hace pocas horas vimos cómo Elon Musk ha causado revuelo en la web tras confirmar que él y su equipo de Neuralink están buscando un segundo voluntario para implantarle un chip en su cerebro. El pequeño gran detalle es que el anuncio se realizó poco después de confirmarse que hubo un incidente relativamente delicado con el primer sujeto de pruebas, Noland Arbaugh.
Esto nos lleva inevitablemente a cuestionarnos entonces cuál es el futuro para esta compañía y qué rol jugaría el magnate en todo esto.
Elon Musk es hoy por hoy el factor clave para la investigación en neurotecnología
Un artículo editorial de The Conversation en torno a todos los hecho arriba narrados en torno a este implante nos ha detonado una serie de reflexiones, sobre los logros de Neuralink y hacia donde apunta esta compañía bajo el impulso de Elon Musk.
En el mundo de la ciencia el caso de Noland Arbaugh arrebató la atención de todos. Implantar con éxito un chip cerebral en un paciente no es un logro menor y sí marca un hito en la historia del sector. Pero resulta francamente inquietante que tanto Musk como la compañía tengan tanto tiempo guardando silencio con algunos detalles de información sobre el paciente.
Se presume que Noland padece de parálisis por lesión en la médula espinal o ELA y algunos detalles de su vida previa sí han sido de dominio público, pero a partir de su intervención los datos son limitados, en especial con todo lo referente al incidente de los hilos incrustados sobre sobre la corteza del paciente.
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Neuralink logró un paso importante en el desarrollo de la neurotecnología, con el potencial de revolucionar la forma en que nos comunicamos y controlamos nuestros cuerpos. Elon Musk ha llegado incluso al grado de afirmar que este dispositivo permite usar “Telepatía”, pero sería necesaria una mayor transparencia sobre lo que sucede con los humanos voluntarios.
La maquinaria de Elon Musk sigue con Neuralink
Realizar llamadas telefónicas, manejar una computadora, comunicarse sin mover músculos afectados, simplemente pensando. Todo parece como sacado de una obra de ciencia ficción y Neuralink lo ha hecho posible. Si bien la idea de la telepatía puede parecer futurista, la realidad es que los dispositivos intracerebrales ya se utilizan en diversos tratamientos médicos.
La neurocirugía con implantes de estimulación cerebral se emplea con éxito para tratar enfermedades como Parkinson, temblores, epilepsia y trastornos obsesivo-compulsivos. Incluso se han utilizado en casos de depresión, dolor crónico, adicciones, demencia y obesidad. En ese sentido Elon Musk está empujando las cosas para llevarlas al siguiente nivel.
Es un hecho que los avances en inteligencia artificial (IA) serán fundamentales para el desarrollo de la neurotecnología más adelante. Pero hoy por hoy sería indispensable exigir un poco más de transparencia y claridad a Elon y su equipo.
Por lo menos, en el lado más amable los hechos, Noland acaba de dar una entrevista donde relató un poco de lo que vivió cuando el chip presentó el fallo.