Un equipo de científicos en Alemania crearon lo que para nosotros es el invento más increíble de lo que va del 2024, una mini heladera que no funciona con ningún tipo de electricidad para refrigerar tus productos o para calentarlos.
No funciona conectado a la electricidad, pero tampoco con baterías. Los genios, quizás con el objetivo de siempre tener una cerveza fría en cualquier lugar, idearon un brillante sistema que está siendo observado por el Departamento de Energía de EEUU y por una Comisión Energética Europea como la mejor alternativa en sistemas de refrigeración y calefacción, amigables con el medioambiente, reseña El Español.
El equipo de investigadores que fabricó este dispositivo pertenece a la Universidad de Sarre y al Centro de Mecatrónica y Tecnología de Automatización de Sarre (ZeMa), en Hannover, Alemania. Si bien tienen la gracia de presentarlo como un dispositivo enfocado en mantener fría una cerveza, la realidad que su invento tiene una magnitud que se pierde de vista.
Se puede usar para refrigerar y calentar. Pero sus materiales y métodos de regular temperaturas los hacen viables para sistemas de climatizar una habitación o un hogar, que sin el uso de la energía eléctrica, serían increíbles para el planeta y para el recibo de la luz.
De acuerdo con la explicación que hacen los científicos, de la que se hace eco El Español, el artefacto hace uso de algo llamado efecto elastocalórico. Se trata de un método que libera o absorbe calor según lo que demande el usuario.
“No utiliza gases ni líquidos volátiles, no es peligroso y, además, las piezas y componentes necesarios para su uso son reutilizables y reciclables”, dicen los expertos que han revisado este mecanismo.
El efecto elastocalórico usa unos cables que llaman “músculos artificiales”. Son unos conductores fabricados con un material llamado nitinol (níquel y titanio) que almacena el calor en una pequeña cámara de refrigeración y lo libera cuando es necesario.
Estos cables que se ensanchan o se retraen dependiendo de si van a provocar frío o calor. Tienen la capacidad de recordar su forma original y la recuperan después de estirarse. Este tipo de cambios son los fundamentales en esa generación de frío o calor.
“Nuestro proceso elastocalórico nos permite conseguir diferencias de temperatura de unos 20 grados centígrados sin utilizar refrigerantes nocivos para el clima y de una forma mucho más eficiente energéticamente que las tecnologías convencionales actuales”, dice el profesor Stefan Seelecke, uno de los líderes del equipo de investigación.
“El material con memoria de forma libera calor cuando se estira en un estado superelástico y lo absorbe cuando se contrae”, añade el profesor Paul Motzki, director del grupo del Intelligent Material Systems Laboratory del ZeMa. “Cuantos más alambres de nitinol se agrupen, mayor es la diferencia de temperatura que consiguen”, explican los expertos.