Existen una formación de agua el Himalaya con una peculiaridad única en el mundo que le ha valido uno de los nombres más perturbadores de los que tengamos memoria. Estamos hablando del Lago Roopkund, o como la mayor parte de la gente lo conoce: el lago de los esqueletos. Un mote que recibe justamente porque eso es lo que hace. Ocasionalmente, cada cierto tiempo, el agua arroja los restos de cuerpos humanos.
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Nos topamos nuevamente ante una historia que logró su mayor clímax viral hace algunos años pero que ahora por algún motivo ha vuelto a adquirir relevancia entre las tendencias actuales de 2024. Tal como pasó con aquella historia antigua de cuando Elon Musk quiso venderle Tesla Motors a Apple. Pero el asunto con el lago de los esqueletos resulta mucho más inquietante.
En las remotas montañas del Himalaya, a una altitud tétrica y gélida de 4.800 metros, se encuentra un lago glacial con un pasado turbulento cuyo pasado nos persigue hasta nuestros días: el Lago Roopkund, también conocido en la web como el lago de los esqueletos. Todo ello debido a una peculiaridad única que lo distingue desde su descubrimiento cartográfico oficial allá por el año de 1942.
Y es que este lugar ha fascinado e intrigado a científicos, historiadores y aventureros por igual, debido a su peculiaridad distintiva en donde, como ya señalamos, esta formación de agua suele arrojar a la superficie restos humanos óseos.
El macabro hallazgo del lago de los esqueletos
Un extenso artículo del New Yorker, publicado en el año 2020, puede ser considerado como el origen de la fascinación moderna por el Lago Roopkund. Ahí en ese extenso artículo se relatan los pormenores históricos de este lugar y algunos de los más recientes hallazgos que buscan explicar el misterio en torno a por qué este sitio cada cierto tiempo lanza huesos de humano.
A grandes rasgos, por allá del año 1942, el oficial forestal H. K. Madhwal se encontró con lo que inicialmente podría ser consideraba como una escena del crimen tan macabra como perturbadora: cientos de esqueletos humanos esparcidos alrededor de este lago congelado.
La noticia del descubrimiento, incluso sin la existencia de internet por aquel entonces, se extendió rápidamente, atrayendo la atención del mundo hacia este lugar. En especial luego de comenzar a recibir el sobrenombre que le terminaría acompañando hasta nuestros días: el lago de los esqueletos.
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Las primeras investigaciones, siendo bastantes preliminares y guiadas más por una conjetura histórica, sugirieron que los esqueletos podrían pertenecer a soldados japoneses o a comerciantes de la Ruta de la Seda que sucumbieron a una epidemia o a las inclemencias del tiempo hace bastantes años.
Sin embargo, un reporte de la BBC de Londres publicado en el año año 2022 vino a someter a debate esa posibilidad. Pero vayamos por partes, estudiando cada avance que vino dinamitando esta teoría, partiendo de los propios análisis forenses posteriores que revelaron igual una historia más compleja.
En 2004, un equipo de investigadores, incluyendo a la Dra. Veena Mushrif-Tripathy, del Deccan College en Pune, llegó a una conclusión que resulta casi irrebatible hasta nuestros días: los esqueletos pertenecían a un grupo de peregrinos indios que fueron víctimas de una tormenta de granizo gigante en el siglo IX, en otras palabras, no eran japoneses y los huesos no son recientes.
Cómo los peregrinos acabaron alimentando el lago de los esqueletos
De acuerdo con la investigación de la Dra. Mushrif-Tripathy los peregrinos, que posiblemente formaban parte de la tradicional Nanda Devi Raj Jat Yatra, se encontraron con un destino fatal en el Lago Roopkund por causa de un fenómeno meteorológico no previsto que terminó masacrándolos en medio de ese lago congelado.
El análisis de ADN y la ausencia de armas entre los restos explorados confirmaron que se trataba de un grupo diverso de hombres y mujeres, reforzando con ello la teoría de la tormenta de granizo. Por desgracia la falta de medidas de preservación ha permitido que los restos sean manipulados por visitantes, dificultando aún más la investigación.
No se sabe cuántos peregrinos podrían haber quedado atrapados en aquel entonces, pero lo que es un hecho es que el lago de los esqueletos hasta nuestros días sigue arrojando ocasionalmente restos óseos, por lo que podrían haber sido cientos, si no es que miles de personas que ahora yacen bajo el lago congelado.
A pesar de la controversia, Roopkund se ha convertido en un destino popular para los excursionistas, atraídos por la impresionante belleza natural del Himalaya, la fascinante historia del lugar y la posibilidad franca de toparse con un cráneo tirado a medio paisaje.