La NASA y la reconocida empresa de aviación, Boeing, sorprendieron al mundo con el diseño de un avión con alas exageradamente largas. Dijeron, en el anuncio de su trabajo, que esta máquina llega para salvar los vuelos comerciales y además, para crear un aparato que reduzca la huella de carbono en el medioambiente.
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Ambas organizaciones informaron que la inversión total en el proyecto asciende a 1.150 millones de dólares, con la NASA aportando 425 millones y Boeing y sus socios contribuyendo con 725 millones a lo largo de siete años.
El enfoque se centra en el diseño de aviones de fuselaje estrecho, también conocidos como “de pasillo único”, que representan casi la mitad de las emisiones de la aviación debido a su uso intensivo.
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¿Por qué las alas del avión son tan largas?
Se trata de una tecnología llamada Transonic Truss-Braced Wing (TTBW), que destaca por sus alas delgadas, largas y arriostradas, con puntales diagonales para estabilizarlas. Este diseño reduce la resistencia al aire y el consumo de combustible en comparación con las alas tradicionales, estimándose una reducción del 8 al 10% en el consumo.
Las alas largas pueden generar más sustentación, lo que permite al avión volar a velocidades más bajas y transportar más carga. Esto es especialmente importante para el despegue y el aterrizaje.
Asimismo, este diseño permite que la aeronave tenga una mayor estabilidad. Los puntales diagonales ayudan a estabilizar las alas y evitan que se doblen bajo carga. Esto, buenas noticias para quienes sufren volando, permite al avión volar de forma segura en condiciones turbulentas.