La gran mayoría de las personas con el arranque de un nuevo año nos solemos fijar algunas metas que probablemente no lograremos, ambiciones tales como perder peso, ahorrar o adquirir un buen hábito. Pero el propósito de Elon Musk y Neuralink para este 2024 es un poco más extremo: taladrarle el cráneo a alguien.
PUBLICIDAD
Esta controvertida compañía desde el inicio se ha ganado múltiples críticas y reflectores por su ambición de desarrollar implantes de alta tecnología que se puedan insertar en humanos para, básicamente, mejorar su vida, pero también crear algunos ciborgs en el proceso.
Ahra resulta que Elon Musk, el empresario multimillonario, también fundador de Tesla y SpaceX, ha dado un paso más en su ambicioso proyecto de desarrollar una interfaz cerebro-computadora (BCI).
Al iniciar con su protocolo de búsqueda de voluntarios humanos para un ensayo clínico que podría revolucionar la forma en que interactuamos con la tecnología.
Neuralink y Elon Musk buscan voluntario humano con un perfil muy específico
El ensayo, de acuerdo a lo publicado por Neuralink en su propio sitio web oficial, se llevará a cabo en Estados Unidos y está dirigido a una persona tetrapléjica menor de 40 años de edad que aún están buscando para que se ofrezca como voluntaria.
El procedimiento implicaría la implantación de un chip cerebral de 1.000 electrodos en el cerebro del paciente. Donde, en teoría, este chip permitirá al receptor controlar dispositivos externos con sus pensamientos.
El chip de Neuralink hasta el momento es un dispositivo del tamaño de una moneda que se implanta en el cerebro a través de una cirugía mínimamente invasiva pero con un extremo grado de complejidad donde son bastantes las cosas que pueden salir mal.
PUBLICIDAD
El dispositivo está equipado con cables ultrafinos que se conectan a electrodos que a su vez se colocan en el cerebro. Estos electrodos recopilan datos sobre la actividad cerebral, que luego se pueden utilizar para controlar dispositivos externos o incluso, en teoría, regular algunas funciones.
En el caso del ensayo clínico, el paciente podrá controlar un ordenador con sus pensamientos. Por ejemplo, podrá escribir, navegar por Internet o jugar algunos videojuegos.
El ensayo clínico es un hito importante en el desarrollo de la BCI. Si tiene éxito, podría abrir la puerta a nuevas aplicaciones de esta tecnología, como la restauración de la movilidad en personas con parálisis o la mejora del rendimiento cognitivo.
Sin embargo, el ensayo también ha suscitado preocupaciones éticas y regulatorias muy serias ya que bastaría con un fallo uno solo de los miles de electrodos del implante para poner en riesgo al humano.