Así como hay personas que aún consideran que la Tierra es plana, otras señalan que el cambio climático no existe, o al menos no es causado por humanos.
Recientemente, el candidato presidencial argentino Javier Milei señaló: “Todas esas políticas que culpan al ser humano del cambio climático son falsas y lo único que buscan es recaudar fondos para financiar vagos socialistas que escriben papers de cuarta”.
No es el único político que defiende esta teoría. Pero, ¿por qué?
El cambio climático, explica la ONU, se refiere a las modificaciones a largo plazo de las temperaturas y los patrones del clima.
Pueden ser naturales, por variaciones en la actividad solar o erupciones volcánicas grandes, o por causa de las actividades humanas, debido a la quema de combustibles fósiles como el carbono, el petróleo y el gas.
Organismos como la NASA muestran evidencia de la intervención de la mano humana en el cambio climático.
“Es innegable”, apunta la NASA, “que las actividades humanas han producido gases atmosféricos que han atrapado una mayor parte de la energía del Sol en el sistema Tierra. Esta energía adicional ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra, y se han producido cambios rápidos y generalizados en la atmósfera, el océano, la criosfera y la biosfera”.
¿Qué dicen los negacionistas del cambio climático?
Para los negacionistas, la Tierra ha experimentado cambios climáticos a lo largo de su historia, con presencia o no de los humanos. Aunque la evidencia científica muestre que el calentamiento global actual está ocurriendo a un ritmo mucho más rápido en los siglos recientes.
Otro argumento negacionista es que el cambio climático es causado por la actividad solar, no por las personas.
Finalmente, consideran que los efectos del cambio climático son exagerados por sectores interesados, como lo dice Milei en Argentina.
La psicóloga Jessica Kleczka escribió un artículo para Euronews sobre cómo abordar el tema del cambio climático con negacionistas. Para Kleczka, los negadores “son víctimas, no villanos”.
“Como personas conscientes del clima, tender la mano y ofrecer orientación es a menudo todo lo que se necesita para romper las defensas”, apunta la experta. “Y la mejor manera de lograrlo es simplemente hablar de la crisis climática: en el trabajo, en las escuelas, en la mesa. Al normalizar las conversaciones sobre el clima, fomentamos respuestas emocionales más saludables”.
“En lugar de sembrar semillas de miedo y polarización, fomentar la vulnerabilidad y la esperanza en igual medida es la forma en que motivamos a las personas a actuar para un futuro mejor”.