Sam Altman es uno de los personajes más inquietantes del momento. Su rol como jefe máximo de OpenAI, la empresa detrás del nacimiento de la Inteligencia Artificial Generativa de ChatGPT, lo ha convertido en referente obligado de la industria.
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A tan sólo nueve meses de este furor masivo por los sistemas de IA que han vivido los usuarios al experimentar con plataformas como la de Altman, DALL-E y Midjourney, se ha cernido una duda masiva sobre la sociedad. En donde la duda sobre qué rumbo tomará todo es honesta, genuina y alarmante.
Al inicio de toda esta locura por el uso de esta clase de sitios personalidades del calibre de Steve Wozniak y Elon Musk se unieron a otro montón de especialistas para solicitar a las compañías del estilo de OpenAI que cortaran todo proyecto de desarrollo.
La propuesta era dejar todo en una pausa de seis meses para mejor enfocar todos los esfuerzos colectivos en establecer una serie de lineamientos básicos para garantizar la correcta evolución, regulación y ética de alimentación de dichas plataformas de Inteligencia Artificial.
Al final, como todos presenciamos, eso jamás sucedió y se ha seguido impulsando el crecimiento no tan transparente y algo desmedido de estos sistemas.
Todo en una aparente carrera contra reloj antes de que las autoridades globales comiencen a imponer medidas de gestión que inevitablemente ralentizarían el crecimiento de cualquier IA.
Pero todo apunta a que Sam Altman tiene un plan.
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Sam Altman muestra sus cartas y comparte su visión sobre el futuro de la Inteligencia Artificial
Los colegas del Search Engine Journal han reportado una serie de declaraciones interesantes enunciadas por el propio Sam Altman en una reciente entrevista con motivo de esta inquietud sobre el futuro de los sistemas de Inteligencia Artificial.
De modo que tenemos dos noticias: una buena y una mala. La buena noticia es que el ejecutivo tiene un “mapa” de visión sobre el porvenir de esta rama de la tecnología. La mala noticia es que ni siquiera él sabe con certeza qué sucederá a largo plazo:
“En cierto modo sabemos hacia dónde van a ir estos modelos. Tenemos una hoja de ruta.
Estamos muy entusiasmados con esto... podemos imaginar tanto la ciencia como la tecnología, pero también el producto dentro de unos años.
Pero más allá de eso, vamos a aprender mucho, seremos mucho más inteligentes en dos años de lo que somos hoy.”
Altman resalta sin embargo que el problema principal de la Inteligencia Artificial no es la tecnología. El problema ni siquiera es el efecto potencial de la tecnología en el mercado laboral, según señala.
El problema es que hoy en día no contamos con ninguna política para apoyar a los trabajadores en caso de que la IA provoque una pérdida masiva de empleos.
En ese sentido no hay una certeza sobre lo que sucederá.