Ciencia

¿Dinosaurios momificados? El curioso caso de ejemplares prehistóricos hallados en regiones de Canadá

Hallazgos que valen oro para los científicos.

Encontrar un fósil de un dinosaurio es un logro sorprendente para cualquier paleontólogo. A partir de un pequeño hueso se pueden sacar conclusiones que, en ocasiones, suelen ser determinantes para la identificación de una nueva especie.

Imaginen la reacción de un científico cuando logra encontrar alguna especie o parte de un dinosaurio momificado.

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El término puede sonar extraño, debido a que la momificación es un concepto de la humanidad, no de la era de los dinosaurios, extintos hace aproximadamente 66 millones de años. Sin embargo, les pedimos por favor que no imaginen a uno de estos animales envueltos en vendas blancas.

Aunque el concepto es similar, solo que en el caso de los dinosaurios ocurre de manera natural. Los cambios climáticos de la Tierra han hecho que algunas especies de la prehistoria se mantengan intactas y, que en pleno 2023, salgan a relucir por cosas como el calentamiento global, por ejemplo.

Se le llama dinosaurios momificados a esas especies que mantengan una enorme cantidad de tejidos en sus restos. Para que este fenómeno se de, es necesario que se cumplan un montón de condiciones, entre ellas las climáticas.

Tal es el caso del descubrimiento de Borealopelta markmitchelli, anunciado en 2017. Este fósil de dinosaurio se encontró extremadamente bien conservado, en la provincia de Alberta, Canadá.

Este hallazgo fue particularmente asombroso, debido a que el espécimen estaba prácticamente completo, incluida su piel y algunas partes blandas.

Este fósil proporcionó una rara visión de cómo se veía y vivía un dinosaurio acorazado hace millones de años. Los estudios sobre Borealopelta han sido fundamentales para la comprensión de la anatomía, el comportamiento y la ecología de los dinosaurios anquilosáuridos, así como para la evolución de los dinosaurios en general.

El País reseña que este dinosaurio era un acorazado herbívoro único en su especie, de 1.300 kilos, cubierto de gruesas púas y que ahora parece una gárgola dormida en una vitrina del Museo Royal Tyrrell, en Canadá.

Es una de las joyas más fascinantes de la paleontología, ya que data de unos aproximados 112 millones de años

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