Como recordarán algunos seguidores de la historia de nuestro planeta, la Tierra tuvo hace 335 millones de años el supercontinente de Pangea. Pasaron unos 175 millones de años de su formación cuando este empezó a fracturarse y moverse hasta alcanzar los continentes que conocemos en la actualidad.
PUBLICIDAD
De acuerdo con un informe publicado en el sitio web de Ok Diario, que cita una investigación publicada por Nat Geo, científicos internacionales creen que la formación de supercontinente podría ocurrir dentro de 200 o 250 millones de años.
Tras la ruptura de Pangea hace 175 millones de años, se formó el Anillo de Fuego, una zona a lo largo del perímetro del océano Pacífico. Se espera que a medida que Eurasia (o Euroasia) se mueva lateralmente a lo largo del Anillo, en algún momento chocará con América y formará un supercontinente.
Los investigadores plantearon cuatro modelos diferentes para la formación de un supercontinente, a los que han bautizado con los siguientes nombres: Novopangea, Pangea última, Aurica y Amasia. Los dos últimos son los que, según los modelos predictivos, tendrían más posibilidades de formarse.
¿Dónde se formaría exactamente el supercontinente?
En caso de que se trate del modelo de Aurica, este supercontinente se formaría alrededor del ecuador y se extendería hacia ambos hemisferios, mientras que Amasia se formaría si todos los continentes avanzaran hacia el hemisferio norte, de tal manera que la Antártida se quedaría sola en el hemisferio sur.
La formación de un supercontinente daría lugar a un cambio drástico en el clima global, de acuerdo con los científicos, que trabajaron con el Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA. Además, si se formara Amasia, las temperaturas caerían en picado, provocando una congelación nunca antes vista en la Tierra. Si fuera Aurica, el planeta absorbería la luz del Sol, causando un aumento inevitable de las temperaturas.
Si bien son cuatro opciones las que manejan los expertos, parece que la tiene más probabilidades es la de Amasia, ubicado a la altura del océano Ártico e inaugurando una nueva sensación de frío en el planeta.