Un hombre terminó muriendo cuatro años después de que fue mordido por un gato bebé que había adoptado y que lo terminó condenando a una lenta agonía.
PUBLICIDAD
La historia que les compartimos hoy es inquietante, un tanto perturbadora y definitivamente nada grata sobre los peligros que puede implicar el no ser lo suficientemente cuidadoso y responsable cuando un felino o una perro puede morder a un humano.
Es algo que se considera como habitual, recurrente o inofensivo, que al jugar con un minino o un cachorro de perro estos puedan ser un poco violentos durante los jugueteos.
Particularmente cuando tienen pocos meses de recién nacidos estos dos tipos de animales suelen dar leves mordiscos a sus humanos como parte del ritual de crear vínculos mutuos.
Sin embargo, en algunas ocasiones la emoción puede dominar a estos pequeños y el jugueteo inofensivo se termina convirtiendo en una mordida profunda y seria.
La gran mayoría de las veces tendemos a minimizar esta clase de incidentes, ya que, efectivamente, son muy recurrentes y comunes.
Pero ahora les compartimos una historia muy perturbadora que deja en claro por qué deberíamos tomar más en serio esta clase de episodios.
PUBLICIDAD
Cómo un gato bebé mata a un humano con una simple mordida
Desde el Daily Mail nos llega la historia de la familia danesa de los Plettner, y su tragedia, que empezó de manera velada e inofensiva años antes de su momento fatal.
Henrik Kriegbaum Plettner había adoptado una gata y a sus gatitos de un refugio local allá por el año 2018. Todo fue lindo, noble, loable. Pero mientras movía a uno de los gatitos, el sujeto recibió una mordida de uno de los pequeños en su dedo índice.
El hombre no le dio importancia, hasta que horas más tarde la hinchazón parecía casi reventarle el dedo, fue hasta ese punto que inició con un vía crucis médico que lo terminó internando en el Hospital Kolding en Dinamarca:
“Sabíamos que lo estaba haciendo mal posponiendo ir al hospital. Sin embargo, no teníamos idea de que estaba tan grave. Ve al médico después de una mordedura, no pienses, ‘¡Oh! eso es solo un gato“.
Es lo que relata Desirée, la viuda de Plettner, quien relata cómo esa mordedura se convirtió en el origen de la fatal tragedia, ya que fue el punto de entrada para una infección que lo llevó a que le amputaran el dedo al sujeto luego de un mes de estar hospitalizado grave.
Lo peor parecía que había terminado ahí. Pero en realidad fue el inicio, ya que el mordisco también dio entrada a una rara bacteria que básicamente consume la carne.
Donde se consumió no el resto de la mano, sino del brazo. A la par que su salud se deterioró sin freno hasta que, cuatro años después, falleció.
La recomendación obvia para prevenir estos trágicos casos es lavar a profundidad y desinfectar la mordida en cuanto suceda.