A veces el paso del tiempo es simplemente fascinante. Uno de los máximos ejemplos recientes lo hemos vivido en esta semana con el centenario de ese momento histórico en donde por fin la humanidad puedo encontrar y llegar a la tumba del legendario faraón Tutankamón.
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Fue un 4 de noviembre de 1922, cuando el histórico explorador británico Howard Carter logró entrar a la tumba de Tutankamón. Ese día comenzó una serie de excavaciones donde desde el primer día se encontrarían objetos de gran valor para la riqueza cultural en ese territorio.
Entre las cinco salas de la tumba se repartían más de 4.500 objetos entre muebles, joyas, figurillas, objetos de oro macizo y todas las demás pertenencias del faraón más joven en la historia de Egipto que ya eran un gran descubrimiento por sí mismas.
Pero había algo aún más importante y brutal: los restos con la momia del propio Tutankamón, quien habría fallecido apenas a los 19 años, aproximadamente en el año 1324 A. de C.
Sin embargo, a 100 años de haber llegado a su tumba y con todos los avances que ha tenido la tecnología en un siglo, sigue habiendo un detalle que constituye un profundo enigma para la humanidad: el rostro del faraón.
El largo proceso por definir la cara y la muerte de Tutankamón
Los amigos de National Geographic en Español han publicado un interesante artículo con motivo del centenario del hallazgo de la tumba de Tutankamón.
Ahí abordan en un punto de el extenso texto cómo durante años, investigadores alrededor del mundo han intentado reconstruir las facciones de Tutankamón utilizando tecnología moderna de modelado a partir de la información que ha sido posible recabar.
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Se destaca un proyecto de investigación publicado en el año 2010 por la JAMA Network en donde se comparten los pormenores de un estudio en el que logró establecerse la estatura factible del faraón, que habría circundado los1.67 metros de altura.
De igual forma se ha especulado bastantes sobre las causas de muerte de este joven, algunas teorías apuntan a que habría sucedido como parte de las complicaciones de algún mal congénito, ya que el chico era producto de una relación incestuosa entre hermanos.
Se sabe con certeza que contaba con una discapacidad física por una deformidad en su pie izquierdo, teniendo que apoyarse en bastones. Pero los últimos estudio apuntan a que pudo haber fallecido de malaria.
La imagen que vemos arriba data del año 2005, pero es la reconstrucción facial más avanzada que se ha logrado sobre su rostro.