La industria automotriz actual se encuentra volcada de lleno sobre el desarrollo de vehículos eléctricos. Pero, muy de la mano con estos autos, viene el desarrollo de su evolución inmediata: el coche autónomo que no necesitan a un conductor tras el volante.
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En ese terreno Google y otras compañías tienen rato trabajando en crear un sistema piloto automático lo suficiente estable y confiable como para poder avanzar más allá de su incipiente etapa actual de pruebas.
Sin embargo, la realidad, como podemos ver con los coches Tesla de Elon Musk y su Autopilot, es que estos sistemas de conducción autónoma en realidad aún tienen un largo camino por recorrer.
De manera que utilizar los sistemas que existen hoy en día en el mercado puede constituir un grave peligro mortal para los conductores y peatones.
Es bajo este escenario que un grupo de científicos e investigadores japoneses se han planteado una solución inusual e inesperada: ponerle ojos a los autos.
Así es el coche autónomo con ojos de la Universidad de Tokio
A través de su sitio web oficial la Universidad de Tokio acaba de publicar los resultados de su más reciente proyecto de investigación enfocado al comportamiento de los peatones antes coches con sistemas de conducción autónoma.
Todo partió de una simple observación donde los peatones consideran siempre que los coches cuentan con un conductor tras el volante que está al pendiente de lo que sucede en la calle para maniobrar en caso de necesitar frenar por el avance del peatón.
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Pero en un coche autónomo eso sencillamente no sucede y hay un desconexión entre automóvil y caminante. Por lo que se planteó una pregunta simple: ¿Pueden los ojos móviles de un coche autónomo reducir los accidentes con peatones?
Para averiguarlo los investigadores realizaron un experimento utilizando otra tecnología con gran potencial: la Realidad Virtual.
18 participantes del estudio, nueve mujeres y nueve hombres, interactuaron con un coche autónomo en cuatro escenarios virtuales distintos.
En dos de ellos, el automóvil era modificado para integrar dos ojos en sustitución de los faros y en las otras dos carecía de ellos, luciendo como un coche normal.
Para el caso del auto con ojo estos podían mirar directamente al peatón, o en su defecto reaccionar con movimiento de ellos al detectar su presencia.
Al final el experimento analizó la toma de decisiones de los peatones, quienes evitaron ser atropellados en los escenarios donde el auto tenía ojos.
Ya que si el peatón notaba que el coche ya los había observado entonces sí decidían cruzar la calle virtual, llegando seguros al otro lado, ya que el vehículo efectivamente reaccionaba a su presencia y movimiento.
Pero en los casos donde el vehículo nos los volteaba a ver, o donde no tenía ojos, el auto siempre se colocaba en curso de colisión para generar un accidente.
Al final la mirada de un conductor, real o no, es un elemento relevante.