El famoso neurólogo británico Oliver Sacks afirmó que la música “es el medicamento no químico más profundo y poderoso”. La música es capaz de atravesar murallas y puede producir efectos beneficiosos en casi todas las personas.
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Puede ayudar a romper el aislamiento a los que padecen depresión y a estimular su relación con los demás. Por otra parte, es una manera de centrarse en el presente y de facilitar la comunicación y la expresión.
De acuerdo a la publicación Cuerpo Mente, escuchar ciertas melodías puede devolver la armonía, favorecer la capacidad de concentración o incrementar la memoria y la creatividad.
¿De qué son capaces los sonidos?
Los sonidos son capaces de tocar nuestra fibra más sensible y tienen un claro efecto tanto a nivel psicológico como físico. La música tiene unos valores universales definidos por el ritmo, la melodía, la armonía o el tono que afectan a las personas.
Un tono agudo por ejemplo suele provocar tensión, cierta clase de armonía despierta tristeza, o un ritmo lento ralentizar ostensiblemente la actividad fisiológica.
La música como terapia
La música puede ser utilizada como recurso junto a una terapia psicológica. El torrente de sentimientos que pueden desatar las melodías es un poderoso canal de comunicación entre la persona y el terapeuta.
El musicoterapeuta debe descubrir la personalidad musical del paciente para poder seleccionar la música adecuada en cada momento.
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Esta terapia puede realizarse a nivel individual o en grupo. En ocasiones se utilizan juegos, escenificaciones o interpretaciones de ritmos y melodías con el cuerpo o con instrumentos sencillos. Se adquiere así mayor habilidad expresiva que puede ayudar a la persona a desenvolverse mejor en su vida diaria.
Escuchar o interpretar ciertas melodías o ritmos puede servir de ayuda para expresar problemas o conflictos. Mediante los sonidos y las melodías es más fácil atravesar las defensas de la persona y llegar a sus emociones.
La música tiene gran poder educativo. Nos puede sugerir situaciones pasadas, ideas o traer recuerdos a la memoria. Todo esto puede ser tratado de forma terapéutica, utilizando la palabra para racionalizar lo que ha surgido en la sesión.