Un “supergusano” puede ser clave en la lucha por el reciclaje del plástico en el mundo. Es el Zophobas morio, una especie de gusano que come poliestireno gracias a una enzima bacteriana en su intestino.
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El doctor Chris Rinke lidera al equipo de la Facultad de Química y Biociencias Moleculares de la Universidad de Queensland, en Australia, que trabajó con este “supergusano”.
Un grupo de estos gusanos fue alimentado con espuma de poliestireno; otro, con salvado, y otro estuvo sometido a dietas en ayunas.
Según el doctor Rinke, los “supergusanos’ alimentados con una dieta de solo poliestireno no solo sobrevivieron, sino que incluso aumentaron de peso marginalmente”.
“Esto sugiere”, recalca el científico australiano, “que los gusanos pueden obtener energía del poliestireno, muy probablemente con la ayuda de sus microbios intestinales”.
Rinke hace una comparación que resulta feliz a los ojos del cuidado del medio ambiente: “Los ‘supergusanos’ son como miniplantas de reciclaje, (pues) trituran el poliestireno con la boca y luego alimentan a las bacterias de sus intestinos”.
La contaminación por plástico y cómo el “supergusano” puede ayudar a combatirla
De acuerdo con la World Wildlife Fund (WWF), anualmente, 11 millones de toneladas de residuos plásticos entran a los océanos, “lo que equivale arrojar al mar un camión lleno de plástico por minuto”. Es producto de la “mala gestión que hacemos de los desechos de este material, pues muchos se queman abiertamente, se vierten directamente o se filtran a la naturaleza”.
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Los investigadores australianos usaron una técnica denominada metagenómica para encontrar varias enzimas codificadas, con la capacidad de degradar el poliestireno y el estireno.
La meta de Rinke y sus compañeros es diseñar enzimas para degradar los residuos plásticos en plantas de reciclaje mediante trituración mecánica, seguida de biodegradación enzimática.
“Los productos de descomposición de esta reacción pueden ser utilizados por otros microbios para crear compuestos de alto valor como los bioplásticos”, recalca el experto.
Microbial Genomics publicó la investigación de Rinke y compañeros.