Ciencia

¿Tendremos que seguir usando refuerzos de vacunas contra el covid-19 para siempre? Esto es lo que sabemos al respecto

Las vacunas siguen siendo la mejor forma de reducir el riesgo de contagio

Vacunación (NOVAVAX/Europa Press)

Hace un año apenas se aplicaban las primeras vacunas contra el covid-19 para inmunizar a la población. Hoy ya existen más de 20 vacunas aprobadas que se usan en todo el mundo, algunas incluso para inmunizar a niños desde 5 años.

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La mayoría de esas vacunas se planearon como de dos dosis, pues en las pruebas clínicas se reunieron evidencias de que esa “segunda dosis” aumentaba la respuesta inmune del cuerpo haciendo más efectiva la vacuna.

Luego, respecto a las vacunas de una sola dosis supimos que quizá era necesaria una segunda, lo que no parecía tan raro, dado que la mayoría eran de dos dosis.

Pero poco a poco al conocer más sobre la forma en que se desarrolla la inmunidad contra el coronavirus, fue más claro que con todas las vacunas se necesitarían dosis subsecuentes.

Pfizer, tercera dosis de la vacunaOpens in new window ]

Ahora incluso en algunos países como Israel, se está planteando que quizá sería conveniente tener hasta una cuarta dosis. ¿Quiere decir esto que nos tendremos que vacunar contra el covid-19 cada cierto tiempo?

Entendiendo qué es un refuerzo

Un refuerzo de una vacuna es simplemente una dosis adicional de esta. Los refuerzos de las vacunas no nacieron con el covid-19: muchas otras vacunas existentes tienen esquemas así.

El sarampión, la rubéola, el tétanos, por nombrar algunas, son vacunas de rutina que nos aplican en la infancia de las cuales recibimos dosis de refuerzo a lo largo de nuestra vida.

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Estos refuerzos son necesarios para producir una respuesta inmune más fuerte que nos proteja mejor y durante más tiempo respecto a una enfermedad.

En el caso del covid-19 ya se había estudiado que en muchos casos una dosis después de unas semanas de la primera era una forma efectiva de generar una mejor inmunidad, por eso se diseñaron vacunas de dos dosis.

De cualquier manera, se ha seguido estudiando la forma en que evoluciona la inmunidad con el paso del tiempo, después de una dosis o dos dosis de las vacunas, por lo que se ha propuesto que se necesitan más refuerzos.

Microfotografía de un linfocito humano

¿Vacunación eterna?

Lo que se hace para saber si la inmunidad permanece con el tiempo es estudiar la presencia de anticuerpos que tiene una persona después de un tiempo de su primera o segunda dosis.

En muchos casos, sin importar la vacuna de la que se trate se ha notado que con el paso del tiempo la cantidad de anticuerpos en la sangre disminuye, lo que puede indicar una menor protección.

Entonces al aplicar dosis subsecuentes es notable que los anticuerpos aumentan de nuevo, por lo que en muchos

Sin embargo, médicos e inmunólogos nos recuerdan que los anticuerpos no son la única indicación de que la vacuna ofrece protección, pues el sistema inmune del cuerpo puede tener una “memoria inmunitaria” que lo protege a más largo plazo.

Esa memoria por un lado incluye la producción de anticuerpos, pero también la acción de células como los linfocitos T, que juegan un papel muy importante en el combate de infecciones virales como el covid-19.

Por ahora eso puede dar algo de tranquilidad a quiénes todavía no tienen disponibles en sus países dosis de refuerzo.

Pero sin duda a la larga estos esquemas múltiples deberían ser lo común para todos, en todo el mundo.

Considerando además que la aparición de variantes quizá haga mucho más necesario que las vacunas tengan modificaciones en su formulación y debamos recibirlas en el futuro cercano, como dosis adicionales para estar mucho más protegidos.

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