Ciencia

5 datos sobre el telescopio espacial James Webb que nos ayudará a ver más lejos en el espacio y en el tiempo

Su despegue se ha pospuesto unos días y ahora está planeado para la mañana de Navidad

Hace 53 años la misión espacial orbitó la Luna en la víspera de Navidad, el Apollo 8, una de ese programa para lograr el objetivo que se conseguiría en el verano de 1969: que hubiera humanos sobre la Luna.

En la Navidad de este año tendremos otro acontecimiento espacial muy importante para la humanidad, aunque no se trate de un vuelo tripulado: el lanzamiento del telescopio espacial James Webb.

Por supuesto poner un telescopio en el espacio es mucho más caro y complejo que tener uno sobre la Tierra, pero hacerlo tiene muchas ventajas para la astronomía observacional: los telescopios espaciales se idearon para hacer mejores observaciones del universo sin la contaminación lumínica que tienen los observatorios terrestres.

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Además, estar fuera de la atmósfera evita la interferencia de esta, que puede causar distorsiones en las imágenes o incluso absorber ciertas frecuencias del espectro electromagnético.

Así pronto, el James Webb se sumará a otros telescopios espaciales, como el Hubble, que buscan observar con más detalle el Universo.

Es el telescopio espacial más grande

Aunque el telescopio espacial Hubble -puesto en órbita en 1990- es el más conocido entre todos los de su tipo, no es el único que existe. Por ejemplo, actualmente sigue en funcionamiento el observatorio de rayos X Chandra, que está operativo desde 1999.

Y antes del Hubble hubo otros telescopios que dejaron de estar operativos incluso décadas antes, pero el James Webb será el más grande y potente de todos ellos: sus 18 espejos están arreglados de forma que tenga una superficie reflectora de más de 6 metros de diámetro. Esto lo hace 7 veces más grande que el Hubble.

Es un proyecto que inició hace 30 años

Así es: el James Webb será lanzado a unos días de concluir el 2021, pero su proyecto inició casi al mismo tiempo que se lanzaba el Hubble.

Su construcción inició más o menos una década después, en 2004, y su despegue se ha pospuesto incontables veces: no solo esta semana por el mal tiempo que hay en la Guyana francesa de dónde partirá al espacio, sino durante años, desde 2007.

Esto sin duda por la complejidad que ha supuesto este proyecto conjunto de la NASA, la Agencia Espacial Europea, ESA y la Agencia Espacial Canadiense, CSA.

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Tardará 2 semanas en desplegarse por completo

Para tener una mayor superficie reflectora y una mayor potencia, que la que se tiene con un espejo único, el James Webb se diseñó para tener un arreglo de 18 espejos.

Eso quiere decir que el telescopio despegará doblado como un enorme proyecto de origami  desde la Tierra. Pero también eso quiere decir que en los 14 días siguientes a su despegue, se irá desplegando poco a poco, hasta tener la configuración planeada. 

Su órbita estará más allá de la Luna

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Otra de las cosas que hacen único al James Webb, es que estará a una distancia mucho más lejana, que la que habían tenido otros telescopios, incluido el Hubble que está a 570 km de la Tierra.

El telescopio se situará a 1.5 millones de kilómetros de nosotros, lo que hará que no se le pueda dar servicio por astronautas, como pasa con el Hubble.

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Podrá ver galaxias muy, muy lejanas

Sin duda tener un telescopio espacial increíblemente complejo que no se puede reparar suena como una gran desventaja, pero no si se compara con las ventajas que tendrá en cuánto a observación.

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Por su posición y diseño, el James Webb será capaz de ver con no solo galaxias muy, muy lejanas, sino galaxias muy, muy jóvenes, pues mientras más lejos vemos en el Universo, más atrás vemos en el tiempo, así que este telescopio espacial nos ayudará a explorar momentos muy cercanos al inicio del Universo.

Así que no nos queda más que desearle al telescopio James Webb que tenga una feliz Navidad y un buen viaje.

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