Las posibilidades de desarrollar el Alzheimer en la vejez son tres veces más altas entre los boxeadores y jugadores de fútbol americano, de acuerdo con un estudio de la Universidad de Boston.
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Los científicos analizaron 75 cerebros de personas, donados tras su muerte. El 89% jugó al fútbol americano en su juventud; otros, boxeadores y veteranos del ejército.
Encontraron, gracias a resonancias magnéticas, que los que practicaron boxeo en su juventud tenían lesiones en la materia blanca del cerebro.
Ese tipo de lesiones son habituales en los que realizan deportes de contacto: son las llamadas hiperintensidades de materia blanca.
Todos los resultados se publicaron en la revista Neurology.
El análisis de los expertos sobre el riesgo de boxeadores y jugadores de fútbol americano
Michael Alosco, neuropsicólogo clínico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, lideró la investigación.
“Nuestros resultados son emocionantes”, afirmó Alosco, “porque muestran que las hiperintensidades de la materia blanca podrían capturar el daño a largo plazo al cerebro en personas que tienen un historial de impactos repetitivos en la cabeza”.
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“Las hiperintensidades de la materia blanca en las imágenes de resonancia magnética”, considera el experto, “pueden ser una herramienta efectiva para estudiar los efectos de los impactos repetitivos en la cabeza en la materia blanca del cerebro mientras el atleta todavía está vivo”.
De acuerdo con los resultados, el 71% de los sujetos (53 personas) sufrió encefalopatía traumática crónica (CTE). Esta es una enfermedad neurodegenerativa asociada con impactos retenidos en la cabeza, que pueden conducir a la demencia.
¿Qué encontraron los investigadores?
Los escáneres cerebrales revelaron lo siguiente:
- Por cada unidad de diferencia en el volumen de hiperintensidad de la materia blanca, las probabilidades de tener una enfermedad grave de vasos pequeños y otros indicadores de daño a la materia blanca del cerebro aumentaron dos veces.
Mientras mayor es la cantidad de años en el deporte, el riesgo es tres veces superior a acumular proteína tau en el lóbulo frontal. Este desarrollo es un biomarcador para enfermedades cerebrales progresivas, como el Alzheimer.
“Hay limitaciones clave para el estudio y necesitamos más investigación”, reconoce el doctor Alosco, “para determinar los factores de riesgo únicos y las causas de estas lesiones cerebrales en personas con antecedentes de impactos repetitivos en la cabeza”.