Los antibióticos son medicamentos que tienen un efecto sobre las bacterias patógenas, que actúan sobre la estructura o ciertos procesos que realizan esos microorganismos para evitar que se reproduzcan o evitar que sobrevivan y así detener las infecciones .
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De manera general se habla de antimicrobianos, pues hay otro tipo de medicamentos que tienen funciones similares, pero que no solamente actúan sobre bacterias, sino también sobre otros microorganismos patógenos como hongos o parásitos.
[ Historia de los antibióticosOpens in new window ]
En todo caso la historia moderna de este tipo de medicamentos, tiene apenas un poco más de un siglo, pero el descubrimiento de la acción antibiótica de ciertas sustancias sintéticas y naturales, vino a revolucionar la medicina.
Sin duda a los antibióticos, como a las vacunas y a prácticas de higiene como el lavado de manos, les debemos haber salvado muchas vidas. Pero en el caso de estos fármacos contra los microorganismos infecciosos, parecería que el encanto se está acabando.
Viva la resistencia
Este efecto al que nos enfrentamos actualmente en que los antibióticos o antimicrobianos que solían ser efectivos, han dejado de serlo, se llama resistencia a los antibióticos.
No quiere decir que esos medicamentos ya no tengan efecto en nosotros, o que nuestro cuerpo haya perdido la capacidad de asimilarlos de alguna manera: quiere decir que las bacterias que causan las infecciones ahora ya no son susceptibles al efecto antibiótico.
Podríamos pensar que tiene que ver con la existencia de nuevas bacterias, pero la resistencia a los antibióticos surge en especies de bacterias que antes podíamos atacar con cierto medicamento, pero que ahora han encontrado formas de evitarlo.
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Esto tampoco tiene que ver precisamente con la invención de los antibióticos, pues las bacterias resistentes siempre han existido. Tenemos evidencias de bacterias resistentes en ambientes “libres de antibióticos”, como cuevas aisladas o suelos congelados.
La razón es que en toda población de bacterias, hay algunas que tienen ciertas mutaciones que las hacen ligeramente diferentes al resto. La evolución nos dice que los individuos de una población que tengan mutaciones que dan ventajas, sobreviven y se reproducen. Así que sin duda las bacterias resistentes tienen una ventaja, frente a las que no.
Superbacterias y antibióticos
Es común escuchar en titulares de prensa el término superbacteria y podríamos llegar a asociarlo con un microorganismo terrible del que no teníamos idea de su existencia hasta ahora.
Pero en realidad son bacterias que conocíamos bien, cuyas infecciones pudimos tratar con antibióticos durante años con mucho éxito.
Pero, el mismo uso de los antibióticos ha contribuido en cierta medida a crear este problema de las superbacterias y la resistencia. En realidad su mal uso.
Cuando exponemos a una población de bacterias a una sustancia con propiedades antibióticas, la mayoría de las bacterias terminarán muriendo, y entonces el medicamento cumple su objetivo. Aunque, siempre quedarán vivas algunas bacterias, las resistentes.
Eso en general no representaba un problema grave, pues esas bacterias eran la minoría en las poblaciones. Sin embargo, cuando no completamos un tratamiento de antibióticos completo le estamos dando una mayor oportunidad a esas bacterias resistentes de reproducirse y proliferar. Lo que hacemos es aumentar el porcentaje de bacterias resistentes.
También cuando un médico receta un antibiótico sin que su paciente lo necesite, por ejemplo en el caso de una infección viral, o si nos automedicamos: sucede que se contribuye a seleccionar bacterias resistentes que habitan en nuestro propio cuerpo.
La idea de tener que enfrentarnos a infecciones con superbacterias que resistan cualquier tratamiento, suena sin duda aterrador. Por lo pronto nosotros podemos contribuir evitando tomar antibióticos innecesarios y completando bien los tratamientos que nos receten.