El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa y progresiva: esto quiere decir que causa un deterioro en el cerebro que avanza con el tiempo.
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El daño que causa el Alzheimer hace que disminuyan ciertas funciones cognitivas relacionadas con la memoria; pero también algunas que afectan las emociones o la personalidad, por lo que se afecta el comportamiento.
Por sus características esta enfermedad se clasifica como una demencia, y aunque no es la única que existe, es la que tiene mayor prevalencia: de entre las personas que padecen demencia, alrededor de 60% es por Alzheimer.
En general se presenta en personas mayores de 65 años, pero eso no quiere decir que sea una característica del envejecimiento, además de que existen casos en los que se presenta en adultos más jóvenes.
Aunque cada vez tenemos más información sobre el Alzheimer, todavía falta mucho por conocer sobre ella, sobre todo para encontrar tratamientos que puedan curarla o al menos detener su avance.
[ Luces parpadeantes y sonido para tratar el AlzheimerOpens in new window ]
Proteínas intrusivas
Estudiar una enfermedad que afecta el cerebro, mientras está ocurriendo, puede ser muy complicado. Es posible observar los efectos que tiene en el comportamiento y desempeño cognitivo de las personas.
Pero es más difícil saber exactamente qué está pasando en el cerebro de una persona con Alzheimer, pues no es tan fácil como hacer una biopsia, como sucede con otras enfermedades que ocurren en otras partes del cuerpo.
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Sin embargo con el paso del tiempo sí ha sido posible reunir información sobre lo que sucede en el cerebro, analizando el de personas que ya han fallecido por esta condición.
Aunque no se tiene una sola causa definida para el Alzheimer, sí tienen evidencias de que una característica común de las personas que lo padecen es que tienen acumulaciones anormales de la proteína beta-amiloide.
Esta proteína forma depósitos alrededor de la materia gris del cerebro, y aunque pueden formarse de manera normal al envejecer, si hay una acumulación muy grande, hace que las neuronas tengan menos energía disponible, lo que las degenera.
Gusanos elegantes
Por esta razón buena parte de las investigaciones para entender las causas del Alzheimer y buscar tratamientos, están enfocadas en la proteína beta-amiloide.
Un estudio publicado recientemente en la revista especializada Cell Reports, concluye que hay evidencias de que sería posible revertir la acumulación de esas proteínas modificando nuestra alimentación.
Un grupo de investigadores en ciencias biológicas encontró que una modificación en la dieta, podría ser benéfica para tratar el Alzheimer y para eso tuvieron la colaboración de unos gusanos.
Aunque no lo parezca los gusanos son muy buenos ayudantes de laboratorio, especialmente si se trata de los de la especie Caenorhabditis elegans.
Los C. elegans se usan como modelos biológicos, para estudiar muchas enfermedades, pues tienen similitudes genéticas y metabólicas con los seres humanos.
Por ejemplo, el sistema nervioso de estos gusanos se afecta con acumulación de la proteína beta-amiloide: cuando eso les sucede, quedan paralizados por completo.
Estos biólogos, de la Universidad de Delaware, encontraron que si su alimentación incluía vitamina B12, no presentaban esa parálisis.
Por supuesto, el Alzheimer es mucho más que una parálisis y los seres humanos somos más complejos que un gusano, pero sin duda estos resultados nos indican que quizá si modificamos nuestra alimentación podemos disminuir el riesgo de padecerla.
La Profesora Jessica Tanis, que dirigió el estudio, señala que aunque en el Alzheimer hay factores que no podemos controlar, como la edad o la herencia, hay algo que sí podemos hacer: “si las personas pudieran cambiar su dieta para afectar la aparición de la enfermedad, sería fantástico”.