Los tratamientos que existen contra el cáncer, además de no garantizar el 100% de la efectividad, representan un alto costo para gran parte de la población mundial. Encontrar un método que garantice superar esta enfermedad para quienes la sufren y que a eso se le sume que el golpe para el bolsillo no sea fuerte, es algo que persigue la ciencia desde hace años. Y un reciente estudio, liderado por científicos de la Universidad Nacional Australiana (ANU), está muy cerca de lograrlo.
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Un equipo de científicos de esta casa de estudios propone un método que consta de la inyección de tumores con bacterias muertas, en las zonas cancerígenas. Explican que con este método, la sustancia ayuda a reactivar el sistema inmunológico y reducir el cáncer. Asimismo, describen a este tratamiento como “no tóxico” y de “bajo costo”.
El proceso de esta investigación ya superó las pruebas de laboratorio, mismas que fueron totalmente exitosas. Ahora, indican, están en la fase 1 de los ensayos clínicos con pacientes voluntarios que se prestaron para probar el tratamiento. Las pruebas con pacientes se están realizando en el Hospital de Canberra, en Sidney, Australia. Y hasta ahora ha arrojado resultados positivos.
“Hemos tratado a ocho pacientes como parte de este ensayo. Todos eran pacientes en etapa tardía, pero en un caso en particular pudimos mejorar significativamente la calidad de vida del paciente. El tratamiento redujo la cantidad de líquido alrededor de sus pulmones y pudo encoger uno de sus cánceres”, dijo Aude Fahrer, autora principal del proyecto de tratamiento contra el cáncer y profesor asociado de la ANU.
La misma profesora Fahrer explica que se necesitaría de pocas dosis y que los efectos secundarios son realmente leves. “Es un costo extremadamente bajo. Estamos buscando alrededor de $ 20 por dosis, mientras que el costo de otras inmunoterapias puede llegar a USD $ 40,000. Esto hace que el tratamiento sea accesible para pacientes en países en desarrollo”, añadió.
¿Cómo funciona?
Según la publicación en el portal de la Universidad Nacional Australiana, la profesora Aude, detalla que el procedimiento del tratamiento consta de “inyectar una solución de liberación lenta de micobacterias muertas directamente en el cáncer”.
“La idea es que esto traerá células inmunes al cáncer para atacar a las bacterias, aunque estén muertas, y como efecto secundario hará que las células inmunes también ataquen al cáncer. Una vez que las células inmunitarias se multiplican, pueden viajar por el cuerpo, por lo que no solo atacarían el cáncer en el lugar de la inyección, sino también cualquier metástasis, donde el cáncer se ha diseminado a otra parte del cuerpo”, finalizó.