La lava es una de las manifestaciones más evidentes de una erupción volcánica. Aunque no todos los volcanes expulsan esa mezcla viscosa de rocas fundidas, que antes de salir a la superficie se llama magma, es común que si pensamos en volcanes, pensemos en erupciones de lava.
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Y en muchos casos eso sucede, como está pasando ahora con el volcán de La Palma, que tiene una semana en erupción y cuya lava avanza terriblemente arrasando todo a su paso. En este caso, poblados enteros de esta isla, que forma parte del archipiélago de las Canarias, en España.
Muchas erupciones, como esta que ha sido noticia últimamente, ocurren en islas de origen volcánico, por lo que los flujos de lava, pueden alcanzar en algún momento las aguas del mar y entonces suceden otros fenómenos peligrosos, explosivos, pero muy interesantes.
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Hermoso y peligroso
Los volcanes son un fenómeno natural muy común de nuestro planeta, en donde existen alrededor de 1500 volcanes activos.
Que sean activos no quiere decir que estén haciendo erupción en este momento, ni que la hicieron hace un año. Los volcanes cuentan su vida en tiempos geológicos, y su ciclos se extienden por décadas, siglos o milenios.
Así, un volcán se considera activo si ha hecho erupción en algún momento de los últimos 10,000 años.
Entonces aunque hay muchos volcanes por el mundo y quizá algunos de los que están activos incluso sean más o menos cercanos a nosotros, tampoco es tan común que una erupción volcánica sea un desastre natural que nos toque vivir de cerca.
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Y quizá esa lejanía es la que nos hace ver la belleza en las erupciones volcánicas: esos ríos de lava que brillan al rojo vivo en la noche, esas nubes que se arremolinan en las chimeneas y grietas volcánicas. Todas son admirables si no estamos cerca.
El avance implacable de la lava, en el caso de La Palma, ha ocasionado la evacuación de 6000 personas, y si sigue fluyendo, podría alcanzar las costas de la isla y entrar en contacto con el agua del mar.
Lava, agua y fuego
Lo que ocurra en ese momento en que la lava llegue al agua será igual de asombroso como peligroso.
Por un lado está el choque térmico, pues los materiales semilíquidos que forma la lava, están a una temperatura de alrededor de 1000°C, mientras que el agua del mar estará alrededor de 20°C, si acaso un poco más.
Si alguna vez han tenido una olla caliente en el fuego, a la que le han caído unas gotas de agua templada, podrán imaginarse parte de lo que sucede: el agua que está más fría al entrar en contacto con algo mucho más caliente, salta y se evapora, casi instantáneamente.
Pero mientras mayor sea la diferencia de temperatura ese proceso será más violento: lo que quiere decir que en caso de mil grados de diferencia, la evaporación ocurre casi como una explosión.
También, durante esa explosión, pueden proyectarse pedazos de piedra, que viene de la lava, que se enfría y solidifica con rapidez. Además se producen reacciones químicas, que producen ácido clorhídrico, por lo que los vapores que se desprenden son tóxicos y corrosivos.
Todo esto, quiere decir que una vez que la lava llega al mar, será muy importante también mantenerse lejos de esos vapores tóxicos explosivos, que además pueden llevar pedazos de rocas.
Así que como con cualquiera de los eventos relacionados con una erupción volcánica, lo mejor será estar lo más lejos posible.