Las vacas nos proporcionan varios alimentos: carne, leche y todos sus derivados, pero también son una fuente de contaminación.
La ganadería es una de las actividades humanas que más afecta al ambiente, principalmente porque para alimentar a las vacas se necesitan extensiones amplias de pastizales y eso implica muchas veces que se talen bosques.
Además se ha dicho mucho sobre que el metano que producen las vacas, contribuye al calentamiento global, pues este compuesto es un gas de efecto invernadero, al igual que el dióxido de carbono.
Sin embargo, aunque las vacas sí producen metano en sus exhalaciones -no en sus flatulencias como a veces se piensa-, y aunque existan muchas vacas en el mundo, su impacto es menor, comparado con los gases de efecto invernadero que producen las actividades humanas.
Pero las vacas sí que pueden contaminar el ambiente con otras cosas diferentes al metano: amoníaco y óxidos de nitrógeno, que se desprenden de su orina.
Granjas contaminantes
Una vaca adulta produce diariamente 10 litros de orina y si pensamos en que existen mil millones de vacas en el mundo, eso termina siendo demasiado.
Las vacas de granjas, o incluso las de libre pastoreo, no tienen un lugar definido para orinar, así que en general sus desechos se mezclan, lo que emite amoniaco al ambiente.
El amoniaco que produce el ganado contamina el suelo, pero puede llegar a mantos acuíferos y también llega al aire. Además a esta sustancia se le suma el monóxido de dinitrógeno, otro gas que se produce a partir de los desechos de las vacas.
Y aunque de nuevo, los seres humanos seamos responsables de la mayor cantidad de gases de efecto invernadero que hay en la atmósfera, no es bueno que haya esta contribución de las vacas.
Aunque quizá los veganos nos dirían que la solución sería no comer carne, eso no haría que de un momento a otro dejáramos de tener vacas: ¿qué hacer entonces para que la ganadería no sea tan contaminante?
Inodoros para vacas
La respuesta parece tenerla un grupo de especialistas en comportamiento animal de Alemania que enseñaron a las vacas a ir a un “cuarto de baño”.
No es que hayan construido inodoros para vacas, sino que diseñaron un espacio especial en una granja, en donde las vacas orinan y tiene un piso filtrante. Algo parecido a los tapetes de pasto artificial para perros que tienen muchas personas que viven en lugares pequeños.
El reto principal fue entrenar a las vacas para ir a ese lugar específico, aunque si ustedes tienen mascotas, tal vez sepan un poco cómo es el proceso: lo ideal es empezar cuando los animales son muy jóvenes y además darles una recompensa.
Los investigadores consideran que si bien su muestra es pequeña, las vacas son animales entrenables, así que esto podría hacerse en muchas granjas.
Concentrar los desechos de las vacas en un lugar confinado, tendría por supuesto el beneficio de que no habría emisiones contaminantes al ambiente, además de que las vacas vivirían en un ambiente más higiénico.
Pero así también se podrían aprovechar los compuestos nitrogenados de la orina para producir fertilizantes. Así que las vacas ganan y nosotros también.