Si hay algo vital e imprescindible en la totalidad de la existencia es el oxígeno. Este elemento químico es la clave por la que funcionamos cada uno de los ecosistemas que habitamos la Tierra. Algunos animales lo toman del aire, al igual que los humanos y otros, bajo un sistema mucho más complejo, lo toman del agua. Sin embargo, hay especies especiales, como los delfines y las ballenas, que necesitan de ambos.
Y aunque sea muy fácil emitir la expresión: «respiran debajo y sobre el agua», los científicos saben mucho menos de lo que se pueda imaginar la cultura popular. Por lo tanto, estudios como el que encabezaron unos científicos de la Universidad de Washington, son un paso hacia adelante para comprender la evolución de los cetáceos.
Respiran aire y consiguen oxígeno del agua, pero no pueden vivir, eternamente en ninguno de los dos. Es decir, por la eternidad están «condenados» a vivir un tiempo bajo el agua, pero frecuentemente deben acudir a la superficie: ¡que hermosura! Esa es la vida de los delfines y las ballenas, gracias a su sistema respiratorio.
Este, según explican los científicos de la Universidad de Washington, atraviesa tres etapas de evolución o crecimiento. Y precisamente este detalle es el que enloquece a los expertos. La razón es que los embriones, en su etapa de desarrollo, ubican su pasaje nasal en paralelo con el paladar. Esta es una característica típica de las especies que respiran en el aire. En consecuencia, la interrogante descubierta, es ese cambio y desarrollo por el que pasan los animales.
La evolución respiratoria de delfines y ballenas
En primer lugar, debido a que vamos a citar lo que escribieron estos científicos en su estudio, identificamos a los responsables de este sorprendente hallazgo. Se trata de la Dra. Rachel Roston y la profesora de biología V. Louise Roth. Roston, la líder de este proyecto investigativo, explica que «el cambio en la orientación y la posición del pasaje nasal en los cetáceos es un proceso de desarrollo que no se parece a ningún otro mamífero».
Asimismo, reitera que descubren que el proceso pasa por tres etapas de crecimiento. Y la modificación principal es que el pasaje nasal cambia de posición y orientación.
