El año pasado elevamos a Microsoft Flight Simulator 2020 como una obra maestra. Los motivos son muchos y se han detallado enormemente a través de internet. Ahora que el título aterrizó en consolas, a pesar de algunos detalles, podemos confirmar su trono.
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Existe un componente extra, casi mágico, en la salida de este título en medio de una pandemia mundial donde muchos siguen sin la posibilidad de salir ni a la esquina de sus casas. La capacidad tecnológica de Azure, el trabajo minucioso de Asobo y todos los actores involucrados para hacer un render de la Tierra detallado en tiempo real es maravilloso.
Esas mismas complejidades llevaron a que fuera un título difícil de disfrutar en un PC común. De hecho, yo tuve que dar un salto de calidad casi obligado para poder disfrutarlo a concho, y si bien las nuevas tarjetas gráficas que hay en el mercado logran ayudar mucho a subir su rendimiento, las que son más a prueba del futuro son caras y muy difíciles de conseguir.
No me malentiendan, una Xbox Series X o S también es algo difícil de comprar, pero en lo que respecta al valor como tal (precio vs lo que te entregan), son una locura, y Flight Simulator es una prueba tangible de aquello.
En la Series S corre a 1080p, disminuyendo algo de detalle en texturas y renders, pero casi nunca bajando de los 30 cuadros por segundo. En Series X corre a 4K, aunque es más común ir a 2160p la mayor parte del tiempo, con mayor detalle y uso inteligente de TAAS que logra convencer gráficamente hasta a los más exigentes. Los FPS son los mismos 30, pero si cuentas con un televisor con tasa de refresco variable (VRR), muchas veces sube y no se puede creer que estás en un aparato de ese precio, a esa resolución y en tu sala de estar.
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Ahora, no todo es dulce. En áreas más populosas (como New York), los frames pueden sufrir a ratos si estás moviendo la cámara, ya sea dentro o fuera de la cabina, pero son cosas que hasta en la versión de PC pasan. Los menús, interfaz de usuario y modos, si bien tienen algunos cambios, se manejan con un puntero y no es lo más cómodo del mundo. No tuvieron miedo en llevar la experiencia completa del PC a la consola. Quizás se podría haber hecho algo más pensado, porque en los menúes más granulares, los sliders y cosas más detalladas están evidentemente pensadas para su uso con mouse.
Lo que sí me gusta, es que a pesar de que no tienes todas las opciones a la mano como en el PC con tu teclado, mouse y control de elección, se las arreglaron de manera muy inteligente para que sea jugable solo con un mando de Xbox, esto era algo que anticipaba como un problema y está muy bien logrado. Hubo una pequeña curva de aprendizaje, más una sólida media hora de ajustes para hacer todo a mi gusto, pero se pudo y me impresiona.
Otro punto positivo es el hecho de que estará en Gamepass desde mañana. Gente que jamás gastaría dinero en un simulador de este estilo podrá probarlo y ver qué se siente, quizás hasta descubrir una pasión, aprender algo nuevo o darse cuenta que hay un elemento muy liberador en, aunque sea por un rato, creer que estás arriba de las nubes, en otro lugar del mundo, viendo cosas que jamás conocerías por tu cuenta, lejos, muy lejos de toda preocupación.