Los adultos que fueron obesos durante la adolescencia tienen un porcentaje más elevado de desarrollar enfermedades relacionadas al sobrepeso. Es decir, estas personas son más propensas a registrar condiciones cardíacas adversas, diabetes o mala salud en general, encuentra un estudio de la Universidad de California, en San Francisco. Y además, la verdadera novedad de la investigación es que el porcentaje no disminuyó en las personas que adelgazaron en la adultez.
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Advertencia: el estudio de estos científicos estadounidenses no busca desalentar la perdida de peso en los adultos. Todo lo contrario, si fueron obesos en la adolescencia, quizás sean más propensos a desarrollar las enfermedades incluso si rebajaron. Pero las chances se elevan extremadamente si siguen registrando niveles de obesidad. Así que, de igual forma es momento de prestarle atención al peso y a la salud.
Pero continuando con el estudio, reseña Daily Mail que los investigadores de la Universidad de California en San Francisco recogieron datos de alrededor de 12.300 adolescentes, durante más de 20 años. Entonces, detectaron que los índices de masa corporal (IMC) elevados en la adolescencia, se relacionaron directamente con los hipertensos y diabéticos con sobrepeso, 24 años después de haber ingresado al periodo de la adultez.
Asimismo, quienes registraron niveles óptimos en el IMC todavía tenían un 8.8% más alto de sufrir diabetes tipo 2, que quienes siempre fueron delgados. Además, tenían un 2.6 por ciento más de chances de tener mala salud en general. La intención del equipo es hacer un llamado a los nutricionistas a que recomienden a sus pacientes atacar el problema del sobrepeso desde la niñez.
El sobrepeso en adolescentes
«El IMC adolescente es un factor de riesgo de resultados de salud deficientes en la edad adulta, independientemente de la masa corporal del adulto», dice el autor del artículo e investigador en pediatría Jason Nagata de la Universidad de California en San Francisco.
Además añade que «tiene implicaciones significativas para nuestra comprensión de la aparición de enfermedades cardiovasculares. Los proveedores de atención médica deben considerar el historial de IMC al evaluar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y crónicas», sostiene.
Los datos de las más de 12 mil personas son pacientes de los Estados Unidos. Estos participantes tenían entre 11 y 18 años en el inicio del estudio y de esta población el 51% fueron mujeres. En los porcentajes que publicaron también tomaron en cuenta otros factores como el ADN familiar, ya que varias de estas enfermedades son hereditarias. Aparte dejaron asentado al grupo de personas que consume habitualmente tabacos y bebidas alcohólicas.
Todo para llegar a una conclusión: «la adolescencia es un período de tiempo importante para optimizar la salud y prevenir ataques cardíacos tempranos. Los pediatras deberían alentar a los adolescentes a desarrollar comportamientos saludables, incluida la actividad física y las comidas equilibradas», finalizó el profesor Nagata.