Resulta realmente impresionante que una sonda espacial, con tecnología de hace 44 años siga entregando resultados para la exploración espacial. Es cierto que su misión desde el principio fue llegar lo más lejos posible fuera de nuestras fronteras estelares. Sin embargo, ha avanzado tanto la tecnología desde 1977 que sorprende a propios y extraños que la Voyager 1 envíe información a la Tierra.
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Y sorprende además porque justo el año pasado los científicos de la NASA creyeron que se había perdido cualquier tipo de comunicación con Voyager 1 que es la que está más lejos de las dos sondas espaciales enviadas a finales de los años 70. Entonces, cuando nadie lo esperaba, establecieron comunicación. Desde entonces, comenzaron de nuevo a recibir data de lo que ocurre en el espacio profundo, y recientemente escucharon un zumbido en una región donde se supone que no hay nada.
Explica el portal Slash Gear, citando un comunicado de la Universidad Cornell, quienes tienen científicos trabajando en este proyecto, que la Voyager 1 ya salió de la heliosfera desde el 2012. A esta región mencionada se le conoce como la circunferencia que rodea, y protege, nuestro sistema sola. Por lo tanto, el hecho de que se encuentre fuera de esta zona, quiere decir que ya pisó territorio interestelar.
Entonces, la Voyager 1 está actualmente cruzando el final de la heliopausa. Esta es una región en donde ya se puede apreciar el comportamiento de los vientos solares con el territorio interestelar. Y como influye en el campo protector que moldea la heliosfera. Para conocer a cuánto se encuentra, en términos de distancia, la sonda espacial está a 22 mil millones de kilómetros.
El zumbido que envió Voyager
Detalla la Universidad de Cornell en su portal, que la sonda espacial detectó «el zumbido constante del gas interestelar (ondas de plasma)». Stella Koch Ocker, estudiante de doctorado en astronomía de Cornell, fue la científica que descubrió la emisión de la señal. «Es muy débil y monótono, porque está en un ancho de banda de frecuencia estrecho. Estamos detectando el zumbido tenue y persistente del gas interestelar», sostuvo la experta.
Además de conocer los detalles cómo se moldea el campo de la heliosfera desde el comportamiento del Sol, los científicos también aprecian el papel que juega el medio interestelar en la región mencionada.
Los astrónomos que analizan datos de Voyager 1 saben que desde su cruzada por la heliosfera y la heliopausa entre el 2012 y la actualidad, las erupciones del sol repercutían en las emisiones de sonido que enviaba. Pero, a medida que se aleja, son más las actividades de bajo nivel en el gas interestelar. De hecho, ahora saben que hay más de esta «tranquilidad» de lo que se pensaban, dice Ocker.
Por su parte, la científica investigadora de Cornell, Shami Chatterjee, explica este fenómeno es fundamental para medir la densidad del territorio interestelar. “Nunca hemos tenido la oportunidad de evaluarlo. Ahora sabemos que no necesitamos un evento fortuito relacionado con el sol para medir el plasma interestelar. Independientemente de lo que esté haciendo el sol, la Voyager está enviando detalles. La nave dice: ‘Aquí está la densidad por la que estoy nadando en este momento. Y aquí está ahora. Y aquí está ahora. Y aquí está ahora. La Voyager está bastante distante y lo hará continuamente», expresó Chatterjee.