Sabemos que la lluvia no es un fenómeno meteorológico exclusivo de la Tierra: tenemos evidencias de que eso pasa en otros lugares del Sistema Solar.
Desde las lluvias de metano en Titán, la luna más grande de Saturno, hasta las lluvias de ácido sulfúrico en Venus, en otros planetas y satélites de nuestro vecindario ocurren todo tipo de precipitaciones.
Gracias a la exploración de misiones como las Voyager 1 y 2, New Horizons o Cassini, hemos podido observar “de cerca”, algunos patrones de la atmósfera de otros planetas, así podemos saber cosas como la velocidad de sus vientos o que ocurren en ellos tormentas eléctricas.
Pero algo que no hemos podido hacer es presenciar una de esas lluvias, entonces nos preguntamos ¿cómo son esas gotas de lluvia extraterrestre?
Nublado con posibilidad de diamantes
Cuando pensamos en lluvia, pensamos en las nubes donde se origina, pero resulta que saber cómo son y cómo se comportan estas en otros planetas es más complicado, porque para empezar las nubes son muy complejas incluso la Tierra.
Luego resulta que, tanto en este planeta como en otros, podemos tener diferentes tipos de precipitación: lluvia formada por gotas líquidas, pero también con sólidos, como el granizo o la nieve.
Incluso con lo que conocemos sobre el comportamiento de atmósferas extraterrestres hemos determinado que hay lugares donde podrían llover diamantes: como en Júpiter y Saturno.
Esa precipitación aunque muy extravagante, quizá para estándares de la Tierra, sería más parecida granizo.
Pero la lluvia más común en la Tierra finalmente está hecha de gotas de líquido y en ese sentido las lluvias líquidas de cualquier otro lugar del Universo quizá son más parecidas a las nuestras de lo que podemos pensar.
Cantando bajo la lluvia
En la Tierra conocemos muy bien cómo se forman las gotas de lluvia: los procesos termodinámicos de evaporación y condensación que ocurren.
También sabemos qué les pasa cuando van cayendo: y no, no toman la forma alargada como de lágrima, que solemos asociar con las gotas.
Cuando se tienen pequeñas cantidades de un líquido, este se mantiene unido tomando una forma cercana a una esfera, debido a su tensión superficial.
Pero cuando esas gotas se precipitan toman una forma que se parece más a un “pan de hamburguesa”: redondeadas por arriba y más o menos planas abajo, eso por la acción de la gravedad y por las interacciones con el aire a su alrededor.
Gotas extraterrestres
La dinámica de la formación y precipitación de la lluvia en la Tierra se conoce muy bien, y es mucho más predecible que la formación de nubes, porque tenemos modelos matemáticos que describen lo que pasa con las gotas de lluvia.
Así que podríamos preguntarnos, qué tan válidos serían esos modelos o ecuaciones si queremos usarlos para explicar la lluvia en entornos extraterrestres.
Para empezar, sabemos que no en todos los lugares del Universo llovería agua, luego tenemos planetas con atmósferas más densas o menos densas que la Tierra, así que podría parecer que hay muchas variables que afectarían el resultado.
Para su estudio, los investigadores Kaitlyn Loftus y Robin D. Wordsworth, consideraron gotas de lluvia muy diferentes: las de agua de la Tierra, la lluvia de metano de Titán e incluso una lluvia de hierro fundido, del exoplaneta WASP 76b.
Encontraron que aunque parecen condiciones completamente dispares, todas las gotas se comportan más o menos igual, incluso encontraron que deben ser similares en tamaño.
Los investigadores ahora se plantean el reto de analizar qué pasa con precipitaciones sólidas como la nieve o el granizo en otros planetas.
Pero por lo pronto, ahora ya sabemos que ni la lluvia es un fenómeno exclusivo de la Tierra, ni las gotas que caen en otros mundos son algo completamente extraño.