Aunque a veces podría parecer increíble, tener más de una vacuna efectiva contra el coronavirus a tan solo un año de iniciada la pandemia, no es magia, es ciencia.
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Y gracias a eso en muchos lugares del mundo ya existen campañas de vacunación que están logrando disminuir los casos de COVID-19.
En muchos países la inmunización se organizó primero por grupos de edad, o de acuerdo a la profesión, sobre todo priorizando al personal de salud.
Además también se han comenzado a vacunar a profesores de todos los niveles educativos: en México desde hace unas semanas empezó la inmunización de profesores con la vacuna Convidecia de los laboratorios CanSino.
Es vacuna, no magia
Todas las vacunas que se están usando ahora para inmunizar a poblaciones en el mundo, fueron desarrolladas en tiempo récord, pero eso no quiere decir que estén mal hechas: solo que se invirtieron todos los recursos posibles para lograr el objetivo de tenerlas.
Algunas, como la de Pfizer, lograron estar listas incluso antes de que se cumpliera un año de que la OMS declarara que estábamos en pandemia.
Fue así, porque se desarrollaron a partir de ingeniería genética, con tecnología de ARN mensajero.
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Este tipo de aproximación no se había utilizado para hacer vacunas, pero no porque fuera peligrosa, sino justamente porque no había tenido el impulso adecuado.
Otra tecnología para desarrollar vacunas que tampoco se había utilizado en vacunas existentes es la de vectores virales.
La vacuna de CanSino es de este tipo, igual que las de Oxford-AstraZeneca, Sputnik V y Johnson & Johnson.
El virus de Troya
Para que una vacuna genere inmunidad debe introducir en el organismo al menos a una parte del virus del que se desea tener defensas.
En vacunas de vector viral usan adenovirus, para poder estabilizar el material genético del coronavirus se han usado diferente tipos de coronavirus.
Esos adenovirus normalmente tienen la capacidad de infectarnos, pero se modifican para que no nos infecten: así que solo sirven como “llaves” de entrada para introducir el material genético del coronavirus.
En el caso de la vacuna de CanSino se utiliza como vector viral al adenovirus Ad5, que causa resfriados comunes en las personas.
Aunque el virus se modifica, el propio vector puede causar una respuesta inmune, sobre todo si quien recibe la vacuna ha estado expuesto a él.
Por eso la efectividad de este tipo de vacunas se puede esperar que no sea tan alta.
La vacuna de CanSino, que se aplica en una sola dosis previene el 60% de los casos de COVID-19 sintomático, además de que da protección total contra la enfermedad grave y la muerte.
¿Qué pasa con el tiempo?
Tanto las vacunas de dos dosis, como las de una dosis, se ha hablado de la necesidad de dar un refuerzo pasado cierto tiempo.
Específicamente en las últimas semanas en México, se comentó que esta vacuna que han recibido prácticamente todos los profesores, perdía efectividad a los seis meses.
Pero en realidad lo que sucede es que todavía se tiene que conocer qué tan duradera será la inmunidad que nos proporciona.
CanSino Biologics, el laboratorio que desarrolló la vacuna en colaboración con la Academia Militar de Ciencias Médicas de China, explica que se están haciendo pruebas respecto a cómo una segunda dosis, después de seis meses, podría aumentar la inmunidad.
De la empresa biofarmacéutica CanSino, indican que si estas pruebas muestran la necesidad de una segunda dosis, se informará en todos los países en los que se aplicó.
Hasta ahora esta vacuna además de usarse en China, tiene aprobación de uso de emergencia en México, Chile, Hungría, Pakistán y Moldavia.
Debe quedarnos claro que esto, de ninguna manera pone en entredicho la seguridad y efectividad de esta u otra vacuna, simplemente tiene que ver con que necesitamos más tiempo para conocer la duración de la inmunidad que nos proporciona.
Así que si tienen la oportunidad de recibir esta o cualquier otra vacuna: no duden en hacerlo.