El agua es indispensable para que exista la vida en la Tierra: cuando los astrobiólogos se aventuran a buscar indicios de vida en otros mundos, lo que hacen primero es tratar de encontrar lugares donde pueda existir agua en estado líquido.
Sin duda nuestro planeta parece ser el ejemplo por excelencia de eso: nuestro planeta visto desde el espacio es como una pequeña pelota azul, por el agua que cubre la superficie.
El 70% de la superficie terrestre está cubierta por agua, pero de esa, la mayor parte está en los océanos, por lo tanto es salada: apenas una pequeña porción es agua dulce y de esa otra fracción muy pequeña es lo que denominamos agua potable: la que es apta para consumo humano.
Y aunque existe el ciclo del agua, que hace que este recurso recircule por la biósfera, esto no quiere decir que el agua sea un recurso inagotable.
Sobre todo porque con los cambios que hemos producido al clima las sequías se están volviendo un fenómeno más común en muchos lugares.
Agua que no has de beber
Aunque no vivamos en una zona donde parezca que la sequía es inminente y tengamos la fortuna de que la lluvia todavía sea común para nosotros, es posible que alguna vez hayamos tenido problemas relacionados con el abasto de agua en nuestras casas.
Y cuando esto nos pasa, aunque sea durante pocos días, es más fácil que notemos su importancia en muchas de nuestras actividades, más allá de beberla.
En una ciudad el gasto de agua de una casa promedio se reparte así: 52% en el aseo personal –baño, lavado de manos-, el 21% a las descargas del WC y 27% a tareas del hogar como limpieza general, lavado de ropa, preparación de alimentos.
Pero además de estas actividades en las que notablemente usamos agua, hay muchos otros aspectos de nuestras vidas en los que, hacemos uso indirecto de este valioso recurso.
De esta agua no beberé
La producción de alimentos por ejemplo utiliza mucha agua en cada una de sus etapas: cultivos, cría de animales, industrialización y comercialización.
Lo mismo ocurre prácticamente con la producción de todos los bienes de consumo que utilizamos diariamente, desde la ropa, hasta los chip de nuestros celulares: en todos se usa agua.
Si por ejemplo hoy se tomaron una taza de café, en realidad usaron mucha más agua de la que pusieron en su cafetera o en la taza: para que ustedes tuvieran su café matutino, se gastaron al menos 140 litros de agua.
Ese gasto de agua considera desde la que se usó para cultivar el café, estimando también la que se gastó en el procesamiento de los granos de café e incluso su transporte para llegar hasta nosotros.
Huella hídrica
Diversos organismos relacionados con el cuidado del agua, han comenzado a promover la medida de la huella hídrica: la cantidad de agua que consumimos de forma directa e indirecta todos los días.
Esta medida puede indicarnos muchas cosas sobre un país: qué tan disponible tienen el agua sus habitantes, pero también el uso que dan a ese recurso.
Canadá y EE. UU. tienen consumos diarios de 7000 litros de agua por habitante, mientras que Japón y Alemania tienen gastos de agua intermedios que justamente corresponde al promedio mundial de 3500 litros al día, por persona.
En zonas desérticas y áridas, como en muchos países africanos que además no tienen infraestructura adecuada para distribuir el agua, la huella hídrica diaria es de menos de 2000 litros al día.
Si quieren revisar en las condiciones de su país respecto a la huella hídrica pueden consultar en la página: National Water Footprint Explorer y también si quieren conocer qué tanto contribuyen ustedes individualmente con eso, pueden usar una calculadora de huella hídrica como Water Footprint Calculator.