El mundo de las empresas tiene mucho de incertidumbre, sobre todo en los duros años en los que vivimos. Unas pueden llegar a lo más alto, otras pueden caer estrepitosamente y unas más, como Aerion Supersonic, nunca darán luz a sus proyectos.
Esta empresa creada por el multimillonario texano Robert Bass, que prometía construir aviones de negocios silenciosos y más rápidos que los comerciales, cierra operaciones tras no recaudar el dinero necesario para su proyecto AS2.
El AS2 era la bandera de los aviones supersónicos de Aerion. Llegó a contar con el respaldo de Boeing, pero nunca consiguió el dinero para convertir el sueño en realidad.
A principios de 2021, recordaba The Verge, se encontraba en negociaciones para salir a la bolsa a través de una Compañía de Adquisición de Propósitos Especiales (SPAC, por sus siglas en inglés). Nada pudo llevarse a cabo.
Las palabras de despedida de Aerion Supersonic
La empresa emitió un comunicado, difundido por The Verge.
“El programa de aviones de negocios supersónicos AS2 cumple con todos los requisitos de mercado, técnicos, regulatorios y sostenibilidad”, comenzó. “Ha sido validado con 11.2 mil millones de dólares en atraso de ventas”.
“El entorno financiero actual demostró ser enormemente difícil para lograr los requisitos de capital programados y necesarios”, insistió Aerion Supersonic, “con el fin de finalizar la transición del AS2 a la producción”.
“Dadas estas condiciones, la Corporación Aerion está tomando ahora las medidas apropiadas en consideración de este entorno financiero en curso”.
Era un proyecto espectacular, sin duda…
De acuerdo con CNBC, Tom Vice, CEO de Aerion, señaló que el costo de desarrollo de la compañía ascendería a 4 mil millones de dólares. Estas declaraciones las ofreció en enero de 2020: ya en ese momento había invertido mil millones de dólares para el motor del AS2.
“Nos permite volar a velocidades supersónicas, aprovechando una fenomenología atmosférica llamada ‘mach cut-off”, describía el CEO. “Aunque todavía generamos el boom sónico, en realidad refracta una densa capa de la atmósfera llamada capa cáustica”.
“Así que, desde la superficie, no oyes volar al AS2”, explicaba Vice.
La meta era crear 300 aviones en 10 años, con 40 mil millones de dólares en ingresos, creando el primero en 2024 y entrando en servicio comercial para 2026. Los aparatos volarían a 1.609 kilómetros por hora: todo un avance tecnológico. Incluso, se mudaría su sede de Reno, Nevada, a Melbourne, Florida.
Pero llegó el coronavirus y el mundo estornudó.
Con la llegada de la pandemia, su extensión y su voracidad, todos los objetivos de la compañía se deshicieron. Hasta hace dos semanas todavía lanzaban videos sobre sus proyectos, como el Aerion Park.
Nada se pudo materializar.