Los habitantes de la Ciudad de México ayer presenciamos una tormenta eléctrica que a muchos les pudo parecer casi apocalíptica: con lluvia, rayos y granizo.
Eso ocasionó algunos apagones y otros daños, siendo el más notorio el colapso de una estructura que protegía una sección de la zona arqueológica del Templo mayor.
Pero aunque no se vaya la luz en nuestra casa, sin duda sus truenos y relámpagos resultan algo atemorizantes.
¿Realmente debemos temer a este tipo de tormentas o solo son un tipo de lluvia “ruidosa” que nos asusta?.
Se forman cuando hace calor
Al año ocurren más o menos 16 millones de tormentas eléctricas en la Tierra, y estas pueden suceder prácticamente en cualquier lugar donde se formen nubes, pero hay zonas que son más propicias para ellas.
Para que se forme una tormenta eléctrica, debe existir aire caliente que además tenga una cantidad considerable de vapor de agua.
Por eso las zonas de la Tierra más cercanas al ecuador son las que registran más tormentas de este tipo y en cualquier lugar son más comunes en los meses más cálidos, ya sea en primavera o el verano.
Va acompañada de granizo
Entonces cuando ocurre la precipitación, no solo llueve agua, sino que esos cristales de hielo se agrupan en otros más grandes, formando lo que llamamos granizo.
No todas son iguales
Tienen muchas cosas en común: nubes oscuras, algo de lluvia, quizá granizo y por supuesto las descargas eléctricas; pero no todas las tormentas eléctricas son exactamente iguales.
Las que duran poco tiempo, con algo de lluvia y algunos relámpagos, pero sin granizo, son las más comunes y se clasifican como de celda simple: porque surgen de un solo evento de convección en la atmósfera.
En las multicelda, dos o más celdas de tormenta se agrupan y actúan como una sola sobre una región, por eso son más intensas, pueden durar un par de horas y sí incluyen granizo.
Incluso hay tormentas eléctricas que pueden generar tornados, esas son las de súpercelda: además de que tienen vientos violentos, pueden durar por horas, lo que las hace muy destructivas.
Primero ves la luz, luego escuchas el trueno
Las descargas eléctricas que se generan en estas tormentas, los relámpagos o rayos, van acompañadas de un sonido característico: el trueno.
Pero en realidad van “casi” acompañados: primero vemos el destello luminoso y después escuchamos el trueno, esto porque la velocidad de la luz es mucho mayor que la del sonido.
Una buena forma de saber qué tan lejos estás de una tormenta eléctrica es contando el tiempo entre el momento que ves la luz y cuando escuchas el trueno, cuando sepas cuántos segundos han pasado, multiplicas por 340 m/s -que es la velocidad del sonido- y podrás saber a cuántos metros cayó el rayo de ti.
Estar afuera es peligroso durante una tormenta eléctrica
Si cuando haces eso, te das cuenta que apenas pasaron menos de tres segundos, eso quiere decir que el rayo está a menos de un kilómetro, y debes tener mucho cuidado.
Los cristales de hielo que están dentro de las nubes de tormenta, por las corrientes de convección que hay dentro y fuera de ellas, se agitan, chocan y generan cargas eléctricas.
Las nubes se descargan contra el suelo, de manera similar a lo que pasa cuando adquirimos carga por fricción, tocamos algo y sentimos una pequeña descarga de electricidad.
Esto hace que los rayos sean muy peligrosos: cuando hay una tormenta eléctrica lo mejor es estar en un lugar cerrado y jamás te refugies abajo de un árbol, porque atraen los rayos.
Así que aunque te guste mojarte en las lluvias primaverales y saltar en los charcos, nunca lo hagas si se trata de una tormenta eléctrica.