El Homo neanderthalensis puede que haya sido nuestro antepasado, o no; también podría tratarse de una rama de nuestra propia especie, Homo sapiens.
Aunque conocemos muchos de los pasos de la evolución de los homínidos, hasta llegar a ser lo que somos ahora, todavía nos quedan muchas cosas por descubrir.
Una de las mejores formas para conocer los caminos de la evolución humana, es seguir los cambios genéticos a lo largo del tiempo, pero eso no siempre es fácil, sobre todo cuando rastreamos nuestros orígenes de miles de años atrás.
Para obtener material genético en general se necesitan muestras de tejidos, que no siempre se conservan con el paso del tiempo.
Es cierto que existen registros fósiles, pero muchas veces eso quiere decir que esos restos conservados en rocas, han sufrido cambios en su composición y a veces ya no conservan material genético del organismo que dejó su rastro ahí.
Entonces, si bien no es imposible encontrar tejidos, como huesos, de los que podamos obtener información genética, sí es complicado.
Humanos y neandertales
Algunos de nosotros, seres humanos actuales, hemos heredado hasta 2% de material genético del Homo neanderthalensis, también clasificado a veces como Homo sapiens neanderthalensis.
Esto lo podemos saber porque tenemos como referencia buena parte de la información genética de los neandertales y lo comparamos con el genoma humano.
Sean o no nuestros antepasados directos o una rama de nuestra especie que se extinguió, estos homínidos tenían muchas cosas en común con nosotros.
Los registros fósiles más antiguos que hemos podido identificar, tienen más de 400,000 años de antigüedad.
Vivieron en Europa y diferentes partes de Asia, en donde convivieron o al menos compartieron territorio y recursos con los Homo sapiens, quienes finalmente los reemplazaron.
Cocineros y artistas
Mientras más sabemos de esta especie desaparecida, más nos damos cuenta de que no son como muchas veces los imaginamos.
Los neandertales eran omnívoros, como lo somos nosotros, así que igual que lo hicieron nuestros antepasados humanos durante mucho tiempo vivían de la recolección y la caza
Para cazar tuvieron que haber desarrollado herramientas, además de que para tener éxito, debían estar organizados y trabajar en equipo, para lo que debían comunicarse entre ellos.
También, se han encontrado restos de alimentos, que evidentemente fueron cocinados, en cuevas donde sabemos que vivieron neandertales, eso es una indicación de que podían usar el fuego, como nosotros.
Huellas en el suelo
En esas cuevas donde sabemos que habitaron estos homínidos, además de arte y restos de lo que cocinaban, podemos encontrar algo de su ADN.
No necesariamente tienen que ser restos fósiles de huesos: un grupo de investigadores recolectó muestras del suelo, de las que pudo recuperar material genético.
De una muestra de apenas 20 miligramos de suelo es posible aislar ADN de los fluidos que algunas vez cayeron en el suelo, con lo que es posible reconocer diferentes características de quienes dejaron esa huella genética.
Este material genético proviene de los antiguos habitantes de las cuevas de la galería de las Estatuas, en la Sierra de Atapuerca, en España; una zona en la que desde hace mucho se sabe que habitaron los neandertales.
Este descubrimiento permitió identificar que en esa región habitaron diferentes linajes neandertales y abre todo un campo de investigación en esta área.
Uno de los investigadores, el paleontólogo español José María Bermúdez de Castro dice que lo que han logrado es como hacer “criminalística forense del pasado”.
Y quizá así alguna vez resolvamos el misterio de lo que les pasó a los neandertales.