Es de vieja data la expresión que afirma que la contaminación no deja nada bueno. Sin embargo, este tipo de consecuencias de la que vamos a hablar, no se habían registrado nunca. Al menos, eso pareciera. Recientes estudios sugieren que el mal estado del medio ambiente podría ser el causante de que haya un creciente número de niños, naciendo con los testículos en un lugar que no le corresponde.
Reseña Daily Mail que a esta condición se le conoce como criptorquidia. Consiste en que uno o ambos testículos no descienden hacia el escroto, durante su gesta o nacimiento. Debido a que se comenzaron a registrar este tipo de casos, expertos de Francia iniciaron una investigación con la intención de encontrar alguna solución.
Detallan que esta condición se puede corregir durante el primer año de vida del infante. Sin embargo, podría persistir y mantenerse. Entonces, la idea es solucionar desde el nacimiento este inconveniente. De esta manera también se estaría trabajando en evitar futuras afecciones como la infertilidad, el riesgo de cáncer o incluso, problemas psicológicos.
La contaminación y los testículos
Reseña el mismo portal que los investigadores franceses encontraron muchos casos de criptorquidia en una región llamada Pas-de-Calais. Explican que esta zona es una antigua minera y también se desarrollaban trabajos metalúrgicos. Otros estudios referentes a la ubicación de los testículos, determinaron que es una condición que podría estar sujeta a la exposición de sustancias como químicos, pesticidas y ftalatos.
«Nuestros principales hallazgos son el aumento en la frecuencia de criptorquidia operada en Francia durante el período de estudio y la fuerte tendencia a que los casos se agrupen en ubicaciones particulares», dice Joëlle Le Moal, según Daily Mail. «Esta es la primera vez que se ha documentado un hallazgo de este tipo a nivel de país para este defecto congénito», añade.
Separados por zonas geográficas
Los expertos franceses dejan en claro que por ahora la única relación que tienen es la de la zona geográfica. Sin embargo, hay indicios de otros componentes que necesitan mayor profundidad en el estudio. Se sorprenden cuando notan como los casos de criptorquidia se repiten en regiones que están expuestas a la actividad industrial química, por ejemplo.
«Nuestros resultados sugieren que el entorno geográfico podría contribuir a la agrupación de la criptorquidia e interactuar con factores socioeconómicos. Las actividades industriales identificadas en los clústeres son potencialmente la fuente de contaminación ambiental persistente por metales, dioxinas y bifenilos policlorados, conocidos como PCB», manifiesta Le Moal.
Por supuesto que durante los últimos 20 años es que la contaminación ganó muchísimo más terreno de lo que ya tenía. Si no lo creen, verifiquen estos números que publican los encargados de realizar esta investigación. Entre los años 2002 y 2014 hubo 89.382 casos de criptorquidia. En esta cifra ninguno de los pequeños superaba los siete años.