La humanidad está por ser testigo de un momento histórico en la historia del cine. Con el lanzamiento del Snyder Cut, o como ahora se le conoce, el Zack Snyder’s Justice League, presenciamos un momento inédito, donde un director de una producción tormentosa por fin tiene la oportunidad de redimirse y presentarnos su visión original.
Para todos a estas alturas ya es bastante conocida la historia en torno a esta cinta y los múltiples cambios de los que fue víctima ante la tragedia de la propia familia Snyder, la recepción en taquilla de Batman V Superman: Dawn of Justice y el paso demoledor del cierre del MCU en su Fase 3 que culminó con Avengers: Endgame y las inevitables comparaciones.
Ahora, por fin, a más de 3 años de su estreno por fin tuvimos la oportunidad de vivir la experiencia de la visión original de este director.
Y estamos seguros es esta nueva versión de Justice League dará mucho de qué hablar. Tanto entre quienes la amarán como quienes la encontrarán como un exceso injustificado.
No vean antes la versión de Joss Whedon
Antes de entrar en materia de reseña, nuestra mayor recomendación es que no vean antes (o después) la versión estrenada en cines completada por Joss Whedon. El recuerdo remoto de lo que fue esa cinta en 2017 es suficiente para ver esta nueva encarnación.
Y francamente si ven una detrás de otra, como nosotros lo hicimos, puede que su juicio se enfrasque en una inevitable comparación.
Donde la cinta estrenada hace 3 años es, en sí, una película. Mientras que Zack Snyder’s Justice League está más cerca de ser una experimento personal de casi cuatro horas; con mucho fan service para los seguidores más devotos y absolutamente incondicionales de DC Comics y Snyder en su era reciente.
De igual manera, si leyeron todo lo que filtró Kevin Smith allá por 2019 sobre los planes originales de la trilogía de esta franquicia encontrarán que muchos puntos terminan confirmándose y las sorpresas no serán tantas. Tanto en los elementos más consistentes como en los más incoherentes.
Así que igual funciona como otro parámetro de referencia sobre lo reales que eran los rumores que alimentaron el mito del Snyder Cut.
Zack Snyder’s Justice League: ahora todo tiene sentido (sea bueno o malo)
Justice League se muestra inmediatamente como una secuela directa los hechos que vimos en Batman V Superman. Se aleja radicalmente del montaje de arranque original y plasma las intenciones de sus cuatro horas en los primeros 5 minutos.
Si se pudiera utilizar un adjetivo para describir esta versión de Justice League sería “solemne”. Luce en cada fotograma que Snyder ahora tuvo tiempo suficiente para hacer el proceso de post-producción que deseaba originalmente y su visión original por fin se sienta aquí consistente con lo visto en Dawn of Justice.
Aunque en sentido estricto esto no se siente como una película, sí como una mini-serie con algunos detalles de ritmo; y tal vez eso siempre fue Justice League. La cinta es absolutamente seria, ajena a (casi) todo momento de humor de la versión de Whedon y se mantiene fiel al universo arrancado desde la primera cinta de Superman bajo este mismo director.
El problema es que esto deja más al descubierto los múltiples sinsentidos con los que se hila la trama y los saltos en la edición al entretejer cada etapa del relato. Pero la experiencia estética en cada encuadre disfraza las carencias.
Funcionó con Game of Thrones en su recta final y aquí también por momentos nos recuerda a los momentos más deslumbrantes y solemnes de esa serie.
Algo bastante familiar
Hay una cierta ironía en que la trama general de Zack Snyder’s Justice League, a excepción de su último tramo, es prácticamente idéntica a la historia que conocimos que se estreno en cines.
Sólo que aquí las cosas toman mayor tiempo en cocinarse, son más solemnes, autoindulgentes, serias (a excepción de las escenas de Flash) y en algunos casos se sienten innecesariamente alargadas. Entre secuencias de slow-motion, divagaciones y redundancias en las acciones tanto de héroes como villanos.
Como referencia la segunda secuencia inicial original, con los diarios hablando de la muerte de Superman aquí no se ve abordada hasta el minuto 20.
Una escena de acción importante aquí llega al minuto 120, cuando en el corte anterior sucede en el 53. Y esa tónica comparativa planteada ahí es más o menos la misma en todo el resto de la experiencia.
En ese sentido esta cinta se importa los mismos problemas que la versión ya conocida de Whedon, para magnificarlos en los peores casos. El villano principal de esta saga sí tiene presencia definitiva aquí. Pero la sensación de que los antagonistas sean una amenaza grave resulta igual de intrascendente aunque mucho más sangrienta (literalmente).
Las escenas inéditas en algunos casos son un tanto irregulares. Parecen cut-scenes de videojuegos de la generación pasada por momentos; y luego retoman el detalle cuidadoso del resto de las secuencias.
Los actores y cameos inéditos se sienten muchas veces recortados y empotrados en secuencias donde originalmente no estaban. Algunas escenas de Henry Cavill con el mostacho retocado parece que aquí están de vuelta, aunque mejor maquilladas.
Se supone que no se utilizó ni una sola de esas escenas, pero hay una secuencia particular, las más emocionante de la versión pasada, que aquí está casi íntegra, integrando secuencias que o ahora disimulan mejor el bigote o que en realidad siempre tuvieron un CGI con carencias.
Pero la buena noticia es que nunca el conjunto llega a ser involuntariamente cómico a pesar de resultar obvio el alud de parches.
Tal vez lo mejor que ha hecho Snyder
Aún así esta cinta es probablemente el corte con mejor ritmo de edición que haya logrado Snyder desde 300. Si, dura casi cuatro horas, y aún así todo fluye lo suficiente para no sentirse tan prolongado como realmente es.
Para ser honestos la división por capítulos de este largometraje no es perfecta. Bajo la lógica de que no nos imaginarnos llenos de emoción al cierre de cada episodio esperando una semana completa para ver la siguiente parte en HBO Max. Cada cierre carece de esa clase de cliffhanger pero es armónico con el ritmo de su desarrollo.
Sin embargo la experiencia completa al final resultará más que satisfactoria. En particular para quienes deseaban con pasión ver lo que Snyder anhelaba contar desde Dawn of Justice.
Para el resto de los espectadores no tan incondicionales ni entregados al DCEU tal vez sólo será una extravagancia curiosa y hasta excesiva.
Al final, curiosamente descubrimos que este director tiene una mejor vocación para el lenguaje narrativo extendido de la TV. Tal vez más que para el cine.
La versión completada por Whedon es más ligera, accesible, colorida y simplificada, emparentada con Los Super Amigos. Una película que casi todos pueden ver, en fin.
Pero esta nueva encarnación es una continuación directa a lo que Snyder empezó en 2016; y en ese sentido su existencia es digna y vale la pena apreciarla por lo que es, sin mayores pretensiones.
Incluidas las impuestas por su propio director.
