Un antropólogo español, Carmelo Lisón Tolosana (1929-2020) definía a las brujas como una persona “que hace un pacto con Sarán, renuncia a su fe y rinde culto al diablo”. Además, “vive rodeada de ponzoñosos ungüentos y de fórmulas mágicas cuyo poder residía en la fuerza del lenguaje”, pero “puede además disparar el terrible dardo del maleficio, opera con poderes nocturnos, conjura y obliga al mismísimo Satán”.
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Las brujas. Perseguidas, mitificadas, descalificadas. Desde la Edad Media hasta la actualidad, se le han asignado poderes que, muchas veces, nacen más del analfabetismo y la histeria que de una realidad en sí.
Una de sus acciones, como lo decía Lisón Tolosana, era la de “operar con poderes nocturnos”. Siempre se les asignó la noche como el escenario perfecto de sus quehaceres. Incluso, para ser más directo, se habla de la Hora de las Brujas.
La Hora de las Brujas, según varias tradiciones
La medianoche era la hora en la que, según la conseja popular, salían las brujas a realizar sus actividades macabras. Con ellas también salían los fantasmas, demonios y toda clase de monstruos.
En la imaginería aparece esta mujer de aspecto detestable, montada sobre una escoba y cruzando el cielo, con la luna llena de fondo.
Pero, incluso, se hablaba de la Hora del Diablo. Recordemos que las Brujas pactaban con el Señor de la Noche. ¿A qué hora le tocaba salir a este? Pues se habla de las 3:00 de la mañana, como una inversión o burla sobre la hora en la que Jesús murió (3:00 de la tarde, la hora tercia de los Evangelios).
Hay quien mezcla una hora con la otra, asignándole a las brujas su hora de salida como a las 3:00 de la mañana. Lo normal sería que se tomaran sus tres horas para invocar al Señor de la Noche.
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En la actualidad, según el contexto de las inversiones bursátiles, se habla de la Hora de las Brujas como aquella de las operaciones finales, usualmente la de la sesión de los viernes entre las 3:00 y las 4:00 de la tarde. Entre aquellas brujas medievales y estas de Wall Street, pues no sabemos cuáles son más peligrosas.
¿A qué hora es el Aquelarre de este viernes, Paco?
Existe otra tradición, esta vez española, sobre los Aquelarres o reuniones de brujas. Estas se hacían de forma nocturna no solo para invocar al diablo, ajustándonos al tema de la hora de salida, sino para evitar a los curiosos y a las autoridades.
Lisón Tolosana, el ya referido antropólogo español, rememoraba el proceso realizado contra las llamadas Brujas de Zugarramurdi, un grupo de seis brujas y brujos que fueron quemadas vivas a principios de 1611.
Estas se reunían, de acuerdo con el auto de fe, desde las 9:00 de la noche los lunes, miércoles y viernes. En plenos bosques de la zona realizaban sus rituales, que incluían bañarse con un líquido de sapos. Luego bailaban y danzaban alrededor del demonio (representado por un macho cabrío), llegando incluso a realizar una misa negra (antítesis de la Santa Misa) y una orgía, y de allí, a hacer sus maldades en los pueblos.
Todo esto, claro, según la Inquisición Española. Y quizás, producto de las confesiones extraídas gracias a la tortura. Cosas del pasado, de la imaginación y la histeria.